lunes 8 de septiembre de 2025 - Edición Nº5277

Información General | 7 Sep

¿Quién es más inteligente, el perro o el gato?

La respuesta no es tan simple como parece. Durante años, científicos se preguntaron si la inteligencia depende del número de neuronas o del modo en que cada especie se adapta a su entorno.


La respuesta no es tan simple como parece. Durante años, científicos se preguntaron si la inteligencia depende del número de neuronas o del modo en que cada especie se adapta a su entorno. Lo que descubrimos abre un debate que te va a hacer mirar a tu mascota de otra manera…

La inteligencia de los perros y gatos se manifiesta de formas distintas. Según estudios en comportamiento animal, cada especie desarrolló capacidades cognitivas pensadas para sobrevivir y prosperar en su contexto social y natural. Por ejemplo, los perros tienen cerca de 500 millones de neuronas en la corteza cerebral, mientras que los gatos rondan los 250 millones. Esto podría indicar que los primeros procesan información compleja con mayor facilidad, pero ojo: el número de neuronas no lo es todo.

Pueden convivir perros y gatos? Consejos clave

Los gatos, aunque tienen menos neuronas corticales, destacan por su capacidad de resolver problemas de manera independiente. Experimentos muestran que cuando enfrentan un desafío, tienden a persistir solos, sin buscar ayuda humana de inmediato. Los perros, en cambio, alternan la mirada entre el objeto y su dueño, pidiendo colaboración y mostrando habilidades sociales muy desarrolladas.

La comunicación con los humanos también es un punto clave. Tanto perros como gatos pueden interpretar gestos como señalar un objeto o comida, pero la forma en que lo hacen es distinta. Los perros buscan contacto visual y cooperación, reflejo de su historia como animales sociales y cazadores en grupo. Los gatos, por su pasado de cazadores solitarios, ajustan su conducta según la disponibilidad del humano para interactuar y prefieren probar sus estrategias antes que pedir ayuda.

Además, la ciencia señala que la inteligencia se ve influida por factores como la experiencia individual, la estructura cerebral y la relación con el entorno. Esto significa que un gato puede sorprender resolviendo un rompecabezas que un perro consideraría complicado, mientras que el perro brilla en tareas que requieren cooperación y seguimiento de indicaciones humanas.

En definitiva, comparar perros y gatos no es buscar quién es “más inteligente”, sino entender cómo se expresan sus capacidades cognitivas y sociales. Cada especie ofrece formas únicas de interactuar con su entorno y con las personas. La próxima vez que observes a tu mascota, recordá que su manera de pensar y resolver problemas refleja siglos de adaptación y evolución, y que cada mirada, gesto o conducta tiene un significado particular en el mundo del comportamiento animal.

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