

¿Y si las plantas tuvieran una despensa oculta bajo tierra que recién ahora estamos empezando a descubrir? Lo que parecía un tema cerrado en la ciencia sobre las raíces acaba de sumar una sorpresa que puede cambiar la forma en que entendemos la biodiversidad y el rol de los ecosistemas en el cambio climático.
Un equipo del Instituto Santa Fe de Nuevo México, junto a la Universidad de Stanford, detectó un mecanismo desconocido en las raíces de las plantas que abre nuevas preguntas para la investigación global.
El estudio, publicado en Nature Communications con datos de la Red Nacional de Observación Ecológica (NEON), analizó 44 ecosistemas desde Alaska hasta Puerto Rico. En al menos el 20% de los sitios, las plantas mostraron algo fuera de lo común: en vez de que las raíces disminuyan a medida que bajan en el suelo, aparecen dos picos de abundancia en diferentes profundidades, con un vacío intermedio casi sin raíces finas.
A este fenómeno lo llamaron “bimodalidad”. Y no es menor: implica que muchas plantas no solo tienen raíces superficiales, sino también un segundo sistema por debajo del metro de profundidad, como si buscaran recursos escondidos.
Los investigadores encontraron que esas raíces profundas acceden a suelos con mayor cantidad de nitrógeno, un nutriente clave que suele escasear en la superficie. En palabras de Mingzhen Lu, autor principal: “Con la motivación suficiente, las plantas exploran el subsuelo y aprovechan esos recursos”.
Esto significa que, frente a sequías o condiciones adversas, las plantas pueden recurrir a esa “segunda despensa” para mantenerse vivas y crecer.
El hallazgo no solo sorprende por su rareza. También puede modificar los modelos actuales sobre cómo las plantas almacenan carbono en el suelo. Si las raíces llegan más profundo de lo pensado, el transporte de carbono hacia capas bajas podría ser mucho mayor, alterando los cálculos sobre sumideros naturales de carbono y, en consecuencia, las estrategias frente al calentamiento global.
El coautor Robert B. Jackson lo resumió claro: “Muestrear solo a 30 centímetros ya no alcanza. Estamos perdiendo demasiada información sobre lo que realmente ocurre bajo tierra”.
La investigación abre un abanico de temas a explorar: ¿otros nutrientes, como el fósforo, también influyen en esta bimodalidad? ¿Cómo reaccionan esas raíces profundas ante sequías prolongadas o cambios de temperatura?
Lo cierto es que este mecanismo desconocido cambia la forma en que miramos algo tan común como las raíces. Y deja un mensaje fuerte: bajo nuestros pies, las plantas esconden estrategias que recién ahora la ciencia empieza a entender.