

Nadie esperaba que en La Plata, una ciudad etiquetada en el mundillo político bonaerense como "gorila", el peronismo ganara esta elección con semejante contundencia. Sin embargo, la simbiosis eterna entre los platenses y Julio Alak pudo más que cualquier especulación preelectoral.
Para los platenses, Julio Alak tiene en su ADN genes de lobo y león, su venas corren en diagonal y por ellas corre clorofila de tilo y jacarandá.
El "Turco" gobernó la capital de PBA durante 16 años, entre 1991 y 2007. Y luego de rotundos fracasos del peronismo en la ciudad, decidió recuperarla en 2023.
A su vuelta hace menos de dos años, La Plata estaba destruída y él la había dejado floreciente, altiva, mirando al futuro esperanzada y con objetivos mayúsculos, como ser patrimonio cultural de la humanidad, entre otros. Pero no se achicó. Se arremangó, metió 15 horas diarias de trabajo y volvió a ponerla en zona de campeonato.
Por todo eso, no resultó raro para quienes conocen a fondo la idiosincrasia platense, que las elecciones legislativas de ayer domingo 7 de septiembre 2025, fuesen ganadas con contundencia y autoridad por el actual y eterno intendente Julio Cécas Alak. No porque él fuese candidato, sino porque se cargó la campaña al hombro y se hizo cargo de todos los riesgos.
El triunfo del peronismo en La Plata fue más la victoria de un pueblo grande que quiere y valora a su conductor, que la campaña de unos candidatos a concejales y diputados por la Octava Sección Electoral. En La Plata la mayoría entiende que los 16 años sin Alak, entre 2007 y 2023, fueron un verdadero calvario, y que desoir nuevamente al Julio César que sabe, sería volver hacia atrás.