

¿Sabías que podés mejorar tu salud sin ponerte a sudar como en el gimnasio? Muchos creen que entrenar físico significa rutinas intensas, ropa deportiva cara y horarios imposibles, pero la realidad es otra: los movimientos cotidianos también cuentan y pueden ayudarte a reducir la grasa abdominal.
Investigaciones recientes destacan que actividades simples, integradas en tu día a día, tienen beneficios reales. Sacar al perro, subir escaleras, limpiar la casa o trabajar en el jardín aportan mejoras metabólicas y cardiovasculares si se hacen con regularidad. Esto se conoce como “zona cero”, un concepto que puede cambiar la forma en que pensás tu entrenamiento físico.
El término viene de la clasificación por zonas de frecuencia cardíaca en deportes. Mientras que las zonas del 1 al 5 se relacionan con diferentes intensidades, la zona cero queda por debajo de todas. Matt Roberts, entrenador personal y columnista de The Telegraph, explica: “La zona cero está por debajo de estas zonas tradicionales porque la frecuencia cardíaca nunca supera el 50 % de su máximo”. En otras palabras, no es un ejercicio estructurado, sino movimiento diario que suma.
Para calcular tu frecuencia cardíaca máxima, restá tu edad a 220. Si sos de 50 años, tu máximo serían 170 pulsaciones por minuto; cualquier actividad que mantenga el pulso por debajo de 85 pertenece a la zona cero. Pausas cortas caminando, tareas domésticas o jardinería son ejemplos perfectos.
Estos movimientos no intensos interrumpen el sedentarismo y generan respuestas positivas. Estudios citados por The Telegraph muestran que quienes alternan periodos sentados con uno o dos minutos de movimiento ligero cada media hora tienen cintura más pequeña, triglicéridos bajos y mejor regulación de glucosa. Roberts agrega: “Caminar después de comer ayuda a estabilizar azúcar y lípidos, activa la circulación y mejora el sueño”. Así, tus músculos absorben glucosa y disminuyen los picos que contribuyen a la grasa abdominal.
Moverse suave también mejora tu ánimo y concentración. Breves caminatas durante la jornada laboral aumentan la energía, motivación y creatividad. Según estudios de la Universidad de Stanford, paseos cortos estimulan la agilidad mental y la capacidad de alternar tareas. Incluso en el trabajo, caminar al mediodía reduce el nerviosismo y mejora el entusiasmo.
La zona cero es ideal si sos sedentario, te recuperás de una lesión o te intimida el gimnasio. Alyssa Olenick, científica y ultramaratonista, la recomienda como un paso simple para romper con el sedentarismo: “Los ‘snacks de ejercicio’—pequeñas caminatas cada hora—mejoran la salud metabólica, especialmente en personas muy inactivas”.
Sumar movimientos cotidianos es simple: levantarse cada 30 minutos, usar escaleras, caminar después de comer o hacer tareas de pie mientras mirás TV. Son hábitos fáciles, sostenibles y que realmente mejoran tu bienestar.
¿Querés saber cómo potenciar estos pequeños movimientos para que la grasa abdominal se reduzca más rápido y complementar tu entrenamiento físico sin esfuerzo extra?