La más reciente entrega de la saga El Conjuro, The Conjuring: Last Rites, ha vuelto a demostrar que el universo creado por James Wan tiene músculo: costó aproximadamente 55 millones de dólares de presupuesto y ya ha recaudado cerca de 194 a 210 millones en todo el mundo.
Pero pese al éxito de taquilla, en Warner Bros./New Line se respira tensión. Según reportes del medio Puck News y otros portales especializados, el futuro de Wan dentro de la franquicia está en riesgo, debido a desacuerdos comerciales con el estudio.
El contrato actual entre Atomic Monster (la productora de Wan) y Warner exige que Wan sea acreditado y remunerado como productor en cualquier película futura de El Conjuro, así como la serie derivada que está en desarrollo.
Por su parte, Warner estaría resistiéndose a esas demandas, alegando que “las contribuciones recientes de Wan han sido limitadas”. Existe el rumor de que, si Wan no cumple un nivel mínimo de participación real como productor, podrían intentar prescindir de él.
Aunque Last Rites fue promocionada como el cierre de la saga central, ahora se habla de un precuela que estaría en planes por parte de Warner Bros./New Line.
Sin embargo, su realización podría venir acompañada de un cambio de guardia en lo creativo si James Wan decide desvincularse o si el estudio logra hacerlo. Wan fue director de los primeros dos filmes, productor en los siguientes, y figura clave en la mitología que ha hecho que estas películas funcionen comercialmente.