

¿Qué pasa cuando una política económica abre las puertas de par en par a productos de afuera y deja a los de adentro sin lugar? La respuesta viene con polémica y preocupa a muchos sectores productivos. Y es ahí donde entran las críticas de José Arteaga, dirigente del Frente Renovador y titular de AUBASA, que volvió a poner el foco en la apertura importadora del gobierno de Javier Milei.
Según Arteaga, la medida “está desmantelando la industria nacional”, y el ejemplo que eligió para graficarlo fue una foto de una molleja importada desde Estados Unidos. Su mensaje fue claro: abrir de forma indiscriminada las importaciones, sin mirar el impacto local, “inunda el mercado con productos extranjeros, mientras nuestras fábricas cierran y miles de argentinos pierden sus empleos”.
🔊¡Basta de destruir el trabajo argentino!
— José Arteaga (@joserarteaga) September 16, 2025
Las políticas de Milei están desmantelando la industria nacional. No tiene sentido abrir importaciones de manera indiscriminada inundando el mercado con productos extranjeros, mientras nuestras fábricas cierran y miles de argentinos… pic.twitter.com/ow65fH5D8H
El referente del Frente Renovador insistió en que defender lo propio no debería verse como una postura cerrada, sino como una decisión de sentido común. “Proteger lo nuestro no es proteccionismo, es sentido común”, subrayó.
No fue el único en remarcar el problema. Desde la provincia de Entre Ríos, el economista Guillermo Michel, candidato a diputado nacional por Fuerza Entre Ríos, también puso ejemplos concretos que muestran la magnitud del tema. En declaraciones radiales, enumeró casos que llaman la atención: “estamos importando naranjas de Egipto, mollejas de Estados Unidos, fideos de sémola de Albania”. Y remarcó que detrás de esas operaciones “se pierden miles y miles de puestos de trabajo”.
Lo que plantean tanto Arteaga como Michel es que la apertura comercial sin filtros impacta directamente en la producción local. Cuando un producto importado llega más barato o con beneficios impositivos distintos, la competencia se vuelve desigual y muchas fábricas no logran sostenerse. Eso, a la larga, se traduce en cierres, despidos y caída de la actividad económica en varios rubros.
El debate no es nuevo, pero vuelve a tomar fuerza. ¿Hasta qué punto conviene abrir el mercado sin medidas de resguardo? Para algunos sectores, esa decisión puede significar precios más bajos en el corto plazo, pero también un golpe profundo a la industria nacional en el mediano y largo plazo.
La discusión seguirá en la agenda pública, porque lo que está en juego no es solamente un número en las estadísticas de comercio exterior, sino el futuro de miles de trabajadores y empresas locales que dependen de un equilibrio entre importar lo necesario y sostener lo propio.