

La política nacional vive horas de máxima tensión. Oscar Herrera Ahuad, exgobernador de Misiones y hombre de confianza de Carlos Rovira, sorprendió al oficialismo con un mensaje directo: pidió a los diputados nacionales de su provincia que rechacen el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario.
El pedido, realizado en un acto de campaña y recibido con aplausos de la militancia, podría alterar por completo la estrategia de la Casa Rosada, que contaba con el respaldo de los misioneros para blindar el veto presidencial.
“Yo les pido a nuestros diputados nacionales que mañana voten a favor de las universidades públicas, levanten la mano, que los misioneros lo vamos a agradecer”, expresó Herrera Ahuad, marcando una línea política que, de cumplirse, podría transformar el escenario legislativo.
La bancada de Innovación Federal, compuesta por los cuatro misioneros —Alberto Arrúa, Yamila Ruiz, Carlos Fernández y Daniel Vancsik—, es considerada clave en esta votación. Hasta ahora, se habían ausentado en la sesión del 6 de agosto, cuando la ley obtuvo media sanción.
Sin embargo, el reciente gesto de Herrera Ahuad parece inclinar la balanza hacia un rechazo al veto, lo que abre la posibilidad de que la oposición consiga los dos tercios necesarios para imponerse.
En paralelo, Martín Menem intensificó la presión sobre los radicales para sostener el veto, pero la señal de Misiones podría generar un efecto dominó y empujar a otros bloques a desmarcarse del Gobierno.
En el Congreso, incluso circula la versión de que Carlos Rovira podría emitir una orden directa —el famoso “teléfono rojo”— a sus legisladores para votar contra Milei, como ya ocurrió con otros proyectos polémicos, como la Ficha Limpia en el Senado.
La situación refleja el delicado equilibrio político del oficialismo: cualquier movimiento en falso puede significar una derrota estratégica para el presidente en uno de los temas más sensibles para la sociedad, como es la educación universitaria pública.