

¿Qué pasó con la familia Rachid Lichi y por qué su nombre apareció en la investigación de los atentados a la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994)? Esa es la pregunta que se hacen hoy los investigadores. La causa, que ya lleva más de tres décadas, sumó un nuevo capítulo que mantiene en vilo a la Justicia argentina y paraguaya.
Lo que parecía un pleito familiar terminó abriendo una puerta inesperada. Un testigo espontáneo, David Fernández Lichi, denunció a sus propios tíos y entregó cajas con documentación que podrían probar vínculos financieros con Hezbollah, la organización señalada como responsable de los ataques en Buenos Aires.
David es hijo de Watfa Rachid Lichi, quien falleció en 2021. Tras su muerte, él acusó a sus tíos de falsificar su firma para quedarse con parte de la financiera familiar SAFIO, una de las más importantes de Asunción. En medio de esas disputas, revisó viejos archivos guardados en su casa. Lo que encontró lo llevó directo a la Justicia.
En marzo de este año, en Clorinda (Formosa), cruzando apenas la frontera con Paraguay, entregó al fiscal argentino Sebastián Basso dos cajas con chequeras, registros contables y anotaciones manuscritas. Según su testimonio, todo estaba ligado a Fohad Rachid Lichi, director de la financiera.
Entre los documentos figuran transferencias millonarias —más de 12 millones de dólares entre 1989 y 2000— que habrían tenido como destino a Ali Houssein Abdallah, un libanés investigado por colaborar con Hezbollah en la Triple Frontera. Los movimientos se realizaban en montos menores a 10.000 dólares, para pasar desapercibidos ante los controles bancarios.
Además, hay registros que muestran gastos llamativos, como el pago del alquiler de la embajada paraguaya en El Líbano. Para los fiscales, estos datos refuerzan la hipótesis de un financiamiento directo o un mecanismo de lavado de dinero.
La familia Rachid Lichi combina negocios y política. Bader Rachid Lichi fue senador del Partido Colorado y es padre de Jalil Rachid, actual titular de la Secretaría Nacional Antidrogas. Su hermana, Leila Rachid Lichi, llegó a ser canciller de Paraguay (2003-2006) y antes ocupó embajadas en Argentina y Estados Unidos.
Con semejante peso público, la revelación de posibles vínculos con Hezbollah generó conmoción. La disputa interna entre herederos derivó en una causa penal y en la apertura de un nuevo frente en la investigación de los atentados.
Los fiscales argentinos y paraguayos trabajan en conjunto. Las pruebas ya están en manos de autoridades de ambos países y también de Estados Unidos. La gran incógnita es confirmar si los Rachid Lichi eran simples intermediarios del dinero o si, como sospechan algunos investigadores, actuaban como financistas directos de la organización.
La historia sigue abierta. Las denuncias cruzadas entre familiares, los documentos entregados y los nombres que aparecen en los papeles suman piezas al rompecabezas. Resolver cómo operó Hezbollah en la región es clave para entender los atentados que todavía marcan la memoria argentina.