

Ese partido no fue solo un encuentro más: fue el nacimiento del famoso “Equipo de José”. Con dos goles de Juan José “Yaya” Rodríguez y uno de Carlos Castillo, Racing venció 3 a 1 a River, que llegaba como favorito y líder del campeonato. Pero el resultado fue apenas el principio. Ese día se gestó una forma de jugar distinta: un fútbol colectivo, creativo y valiente, que empezaba a mirar la pelota como compañera y no como rival.
Juan José Pizzuti, recién asumido como técnico, no solo alineó once jugadores: construyó una narrativa. Racing dejó de correr detrás de la pelota y comenzó a imponer su juego. Cada pase, cada ataque, estaba pensado para que el equipo y la hinchada sintieran orgullo. El Cilindro de Avellaneda, antes escenario de frustraciones, se convirtió en un templo de alegría. La gente iba a gritar goles, a vivir la emoción y a formar parte de un momento que quedaría en la historia.
Ese triunfo fue el primer paso de una racha impresionante. El “Equipo de José” no se detuvo: campeón local en 1966, campeón de América en 1967 y, finalmente, campeón del mundo ese mismo año. Todo comenzó aquel septiembre en que Racing recuperó la mentalidad ganadora y demostró que el fútbol podía ser un arte colectivo.
River, que entró confiado, salió sorprendido. Racing, que parecía víctima, se fue con la frente en alto y un corazón encendido. Ese partido enseñó que los resultados son importantes, pero la forma de jugar y de sentir el deporte puede transformar a un equipo y a toda una ciudad.
Hoy, 60 años después, ese encuentro sigue siendo un mito. En el archivo emocional del fútbol argentino, hay partidos que se recuerdan no solo por los goles, sino por el orgullo que generan. Y aquel día, en el Cilindro de Avellaneda, Racing ganó en la cancha y en el corazón de su gente.
Si querés entender por qué ese equipo sigue siendo leyenda, no alcanza con ver los números: hay que sentir cómo un club pudo cambiar su historia con un partido, un técnico y once jugadores que creyeron en algo más grande que ellos mismos. Ese es el secreto del verdadero “Equipo de José”.