

¿Qué pasa realmente dentro del radicalismo bonaerense después de las elecciones del 7 de septiembre? La pregunta recorre los pasillos del Comité provincial y todavía no tiene una respuesta clara. Lo que sí se sabe es que la crisis interna del partido es más profunda que nunca y nadie quiere quedarse atrás.
Los resultados electorales fueron un golpe duro: 14 derrotas y 13 victorias para la lista Somos Buenos Aires, que cerró los frentes de manera polémica. El balance dejó al descubierto la confrontación entre los principales líderes del partido y puso bajo la lupa la conducción de la UCR provincial.
"Vas a seguir viendo RADICALISMO hasta el día que te mueras"
— Termo Radical (@TermoUCR) September 15, 2025
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Miguel Fernández, presidente del Comité de Contingencia, criticó la falta de claridad en la conducción y aseguró que el “doble comando no funcionó”. Aunque Fernández logró quedarse con los lugares de los “leales” que ingresarán a la Legislatura bonaerense el 10 de diciembre, el poder residual de Maximiliano Abad hace dudar sobre la legitimidad del liderazgo del partido.
Dentro de la UCR provincial, muchos coinciden: los resultados reflejan la interna entre Fernández y Abad. Se le recrimina a Abad haberse concentrado en su triunfo personal en Mar del Plata, dejando a Fernández sin apoyo. Por su parte, Fernández fue cuestionado por no modificar su estrategia pese a las advertencias y por su viaje a Portugal tras la derrota.
Mientras tanto, Pablo Domenichini aparece como una tercera vía dentro de la conducción, aunque no con mayor legitimidad que los otros sectores. Su estrategia pasa por esperar una resolución judicial que le permita consolidar su lugar al frente del partido. Las denuncias por irregularidades obligaron a repetir el conteo en algunas mesas, dejando en evidencia que el “comité de contingencia” no alcanzó para revertir la situación.
Desde el sector de Abad aseguran que la conducción actual carece de legitimidad y que la solución pasa por nuevas elecciones: “No este año, porque es muy pronto. Pero el año que viene para normalizar tiene que haber elecciones y darle legitimidad a la conducción partidaria”, explicó un allegado.
En la Legislatura bonaerense, las relaciones entre las distintas tribus del radicalismo bonaerense son cordiales, pero todos observan con cautela los movimientos de los otros sectores para no quedar en desventaja. La tensión, las estrategias cruzadas y la búsqueda de poder muestran que, más allá de los resultados electorales, la verdadera batalla se juega dentro del partido.
El panorama del radicalismo bonaerense sigue abierto: ¿lograrán superar esta crisis y consolidar una conducción legítima, o las disputas internas seguirán marcando el rumbo de la UCR provincial? Los próximos meses serán decisivos y cada paso se mira con lupa.