

River Plate viaja a San Pablo con una misión tan compleja como inspiradora: dar vuelta el 1-2 sufrido en el Monumental ante Palmeiras en la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores 2025. El desafío es monumental, pero no desconocido para el equipo de Marcelo Gallardo, que ya forjó su leyenda copera en noches brasileñas. El Allianz Parque será el escenario de un nuevo examen que pondrá a prueba la identidad competitiva del club de Núñez.
En la ida, River sufrió un golpe tempranero con los goles de Gustavo Gómez y Vitor Roque, y aunque logró reaccionar con el descuento de Lucas Martínez Quarta, la remontada quedó inconclusa. Ese resultado obliga al equipo a mostrar su mejor versión si quiere clasificar. Para ello, Gallardo debe ajustar tres aspectos fundamentales que marcaron la diferencia en el primer partido: la pelota parada defensiva, la falta de filo en ataque y las transiciones.
El gol de cabeza de Gustavo Gómez fue el reflejo de una fragilidad que persigue a River desde hace tiempo: la vulnerabilidad en las jugadas de pelota detenida. Cada córner o tiro libre en contra se transformó en una situación de riesgo, lo que genera inseguridad en la defensa y confianza en el rival.
Gallardo necesita un ajuste táctico urgente: combinar marca mixta, asignar roles claros y reforzar el compromiso de todos en los duelos aéreos. Ante un Palmeiras que tiene ejecutores precisos como Raphael Veiga y defensores potentes, cualquier desconcentración puede costar la serie.
En Núñez, River tuvo casi 60% de posesión, pero careció de profundidad y sorpresa. El equipo fue previsible, abusó de centros fáciles de rechazar y permitió que Palmeiras se replegara sin sobresaltos. Para la revancha, se necesita recuperar la agresividad en los metros finales, con mediocampistas que rompan líneas como Galoppo o Juanfer Quintero, y con mayor conexión entre el 9 de turno —Borja o Colido— y el resto del equipo.
Los laterales, Montiel y Acuña, deben proyectarse con inteligencia, generando superioridad y liberando espacios interiores. Solo con ataques dinámicos y precisos River podrá incomodar a una defensa paulista que sufre cuando la atacan con ritmo y creatividad.
Otro problema grave fue la pasividad en los retrocesos. Cada pérdida en salida se transformó en contragolpe de peligro para Palmeiras. Vitor Roque y compañía aprovecharon los espacios y expusieron a los centrales en mano a mano. La solución pasa por una presión tras pérdida más agresiva y por un retroceso inmediato si esa presión no da resultado.
Las transiciones son decisivas en el fútbol moderno, y en un cruce de eliminación directa, cada contra mal defendida puede definir el destino. Gallardo debe blindar su mediocampo y reducir al mínimo el margen de error.
River ya sabe lo que es dar grandes batallas en Brasil: Cruzeiro 2015, Gremio 2018 y el recordado 2-0 ante Palmeiras en 2021 son parte de la memoria épica del club. Pero esta vez no basta con la mística: precisión táctica, carácter y eficacia serán los condimentos indispensables para escribir otra noche de gloria.
Si River corrige sus errores, la clasificación es posible. Si no lo hace, Palmeiras puede convertir el Allianz Parque en el final del sueño. La historia está esperando.