

¿Sabías que existe una forma de comer rico, casero y sin prender el horno? La tarta de espinacas sin horno es una receta práctica que sorprende a todos porque combina lo mejor: rapidez, sabor y un plus saludable. Te contamos cómo hacerla paso a paso y te adelantamos algo: no necesitás ser chef para que te quede perfecta.
Cuando pensás en una tarta, lo primero que se te viene a la cabeza es prender el horno y esperar. Acá la historia es distinta: esta opción se arma en sartén o en frío, ahorrando tiempo y energía. Lo mejor es que mantiene el equilibrio entre sabor, textura y nutrición. Ideal para almuerzos o cenas rápidas, sin perder calidad en el plato.
Para 4 a 6 porciones vas a necesitar:
300 g de espinacas frescas o congeladas
1 cebolla mediana
2 cucharadas de aceite de oliva
3 huevos (si la hacés en sartén)
200 g de queso crema o ricota
50 g de queso rallado
6 rebanadas de pan de molde sin corteza o 2 tortillas de trigo
1 sobre de gelatina sin sabor (si la hacés fría)
Sal y pimienta a gusto
Manteca o aceite para engrasar
Lavar y escurrir bien las espinacas. Si usás congeladas, descongelalas y sacales el exceso de agua.
Picar la cebolla y saltearla con aceite hasta que quede transparente.
Agregar las espinacas y cocinar 3 o 4 minutos. Condimentar.
Dejar entibiar y mezclar con queso crema y queso rallado.
Si es versión sartén: sumar los huevos batidos.
Si es versión fría: disolver la gelatina en agua caliente y sumarla a la mezcla.
Engrasar una sartén o molde y cubrir la base con pan aplastado o tortilla.
Volcar el relleno y:
Cocinar a fuego bajo, con tapa, 12 a 15 minutos.
O refrigerar 2 horas hasta que quede firme.
Desmoldar, cortar y servir.
Preparación de ingredientes: 15 min
Armado: 10 min
Cocción o frío: 15 min
Total: 40 minutos
Podés guardar la tarta en heladera hasta 3 días o congelarla por 1 mes. Cada porción ronda las 270 calorías, con 12 g de proteínas y un balance justo de grasas y carbohidratos. Una opción casera y saludable para sumar a tu menú semanal.
Lo que más engancha de esta receta es su versatilidad. Podés servirla caliente o fría, sola o acompañada, y siempre queda bien. La tarta de espinacas sin horno es de esas ideas simples que terminan salvando comidas sin resignar sabor ni salud.