

¿Sabías que dormir mal puede ser la primera pista de que tu cuerpo está cambiando por la menopausia? Muchas mujeres piensan que el insomnio es solo estrés, pero detrás puede haber un desequilibrio hormonal que afecta al descanso. Si notás que las noches se vuelven más largas y los despertares frecuentes, prestá atención: puede ser el inicio de un proceso natural que tiene solución.
En este artículo vas a descubrir por qué la menopausia afecta el sueño, cuáles son los síntomas más comunes y qué tratamientos ayudan a recuperar el descanso. Lo más importante es entender la causa, porque saber qué pasa es el primer paso para encontrar alivio.
Durante la menopausia, el cuerpo atraviesa cambios hormonales que desordenan el reloj biológico. Médicos especializados explican que varias hormonas regulan el sueño:
Estrógeno: ayuda a mantener el sueño profundo y regula la temperatura corporal. Su caída provoca sudores nocturnos y despertares.
Progesterona: actúa como relajante natural. Cuando disminuye, cuesta conciliar el sueño.
Melatonina: indica al cuerpo cuándo dormir. Su producción baja con la edad y aún más en esta etapa.
Cortisol: la hormona del estrés. Si sube, interfiere en el descanso.
Cuando estos reguladores pierden equilibrio, el sueño se vuelve fragmentado y poco reparador.
Los trastornos del sueño en la menopausia no son iguales para todas, pero los más comunes incluyen:
Insomnio, con dificultad para dormir o despertares a mitad de la noche.
Sudores nocturnos, que interrumpen el descanso.
Sueño inquieto, con sensación de no haber descansado.
Apnea del sueño, pausas en la respiración que pueden requerir atención médica.
Cambios de ánimo, como ansiedad o depresión, que empeoran el problema.
Muchos de estos síntomas pueden aparecer ya en la perimenopausia, que puede empezar hasta diez años antes de que se retire la menstruación.
Perimenopausia: las hormonas suben y bajan de forma irregular. Es la etapa con más desórdenes del sueño.
Menopausia: se confirma después de 12 meses sin menstruación. Bajan fuerte el estrógeno y la progesterona.
Posmenopausia: los niveles hormonales se estabilizan, pero los efectos pueden seguir.
Conocer en qué fase estás ayuda a buscar el tratamiento más adecuado.
Según endocrinólogos, la combinación de cuidados médicos y cambios de hábitos mejora mucho el descanso:
Terapia cognitivo-conductual para el insomnio (CBT-I): enseña a modificar hábitos que perjudican el sueño.
Terapia de reemplazo hormonal (TRH): indicada por médicos, puede reducir sofocos y mejorar el descanso.
Algunos fármacos, como los ISRS o la gabapentina, ayudan cuando hay ansiedad o sudores nocturnos.
Suplementos naturales, como melatonina, magnesio o valeriana, pueden aportar alivio.
Además, los cambios de estilo de vida potencian los resultados:
Acostarse y levantarse siempre a la misma hora.
Evitar pantallas, cafeína y alcohol antes de dormir.
Mantener el dormitorio fresco y ventilado.
Practicar ejercicio moderado, como caminar.
Respiración profunda o meditación para reducir el estrés.
La especialista en menopausia Kate Codrington aconseja: “Hacé menos cosas. En serio. Reducir las exigencias diarias ayuda a dormir mejor”.