domingo 5 de octubre de 2025 - Edición Nº5304

Información General | 5 Oct

Por qué la monogamia protege a los hijos y fortalece la pareja

09:00 |¿Alguna vez te preguntaste por qué los humanos suelen formar parejas estables? La respuesta no está solo en la cultura, sino en la evolución y la supervivencia de los hijos.


¿Alguna vez te preguntaste por qué los humanos suelen formar parejas estables? La respuesta no está solo en la cultura, sino en la evolución y la supervivencia de los hijos. Lo que hoy llamamos monogamia surgió como estrategia para proteger a las crías del infanticidio y asegurar cuidados constantes.

Según la bióloga Kit Opie, en sistemas polígamos primitivos, los machos dominantes podían matar a los bebés que no eran suyos, obligando a las hembras a volver a ser fértiles. Esto ponía en riesgo la supervivencia de las crías y motivó la búsqueda de un vínculo más seguro. La monogamia permitió que los padres invirtieran tiempo y recursos, fortaleciendo la vinculación exclusiva con la madre y los hijos.

La monogamia es natural en las relaciones de pareja? - TQE

En comparación, especies como los chimpancés y bonobos usan estrategias para disimular la paternidad mediante múltiples apareamientos, reduciendo el riesgo para los bebés. Los primeros humanos, sin embargo, enfrentaron cambios ambientales hace unos dos millones de años que alteraron su forma de vivir: la formación de sabanas abiertas y la necesidad de grupos grandes para protegerse de depredadores hizo que el cuidado de los hijos demandara más tiempo y esfuerzo. La monogamia emergió como solución adaptativa para garantizar la supervivencia de la descendencia.

Pero no es un mandato estricto. Algunas especies como los gibones muestran monogamia total gracias a entornos aislados, mientras que los humanos, viviendo en comunidades complejas, encuentran más difícil sostener relaciones estrictamente exclusivas. Según Opie, controlar la fidelidad de la pareja no es sencillo.

Desde la neurociencia, la vinculación exclusiva también tiene raíces químicas. La investigadora Sarah Blumenthal estudia topillos de pradera, conocidos por mantener parejas duraderas. La oxitocina, liberada durante el contacto físico, refuerza el lazo. La dopamina, asociada a la novedad y la recompensa, impulsa la atracción inicial y luego ayuda a consolidar el vínculo. Algo similar ocurre en los humanos, aunque con más complejidad.

A pesar de esto, la monogamia nunca fue universal. La antropóloga Katie Starkweather documentó casos de poliandria y poliginia en distintas partes del mundo, donde múltiples parejas ofrecían ventajas económicas y genéticas. Mantener varias relaciones requiere esfuerzo, lo que hace que la monogamia sea más viable para la mayoría.

Hoy, muchas personas exploran relaciones no monógamas consensuadas, como el poliamor. Según Alina, una mujer de Londres, el desafío no es la exclusividad, sino el tiempo y la dedicación que exige mantener varios vínculos sanos. La honestidad y la comunicación son claves.

En definitiva, los humanos no son monógamos por destino: la monogamia es una adaptación histórica vinculada a la supervivencia, el cuidado de los hijos y la vinculación exclusiva, pero siempre flexible. La evolución nos enseñó que podemos elegir, adaptarnos y cambiar según las circunstancias.

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