El viernes 24 de octubre, desde las 22.10, Córdoba volverá a teñirse de rojo y blanco. En el Mario Alberto Kempes, River Plate encara una de sus últimas grandes batallas del año ante Independiente Rivadavia de Mendoza, en una semifinal de Copa Argentina que define mucho más que un boleto a la final.
El equipo de Marcelo Gallardo llega al cruce con la necesidad de recuperar prestigio y confianza, tras un tramo irregular de la temporada. El reciente triunfo frente a Talleres, en el mismo escenario, le dio una bocanada de aire luego de seis derrotas en ocho partidos. Sin embargo, la realidad lo apremia: el Millonario todavía no tiene asegurado su lugar en la Libertadores 2026, y la Copa Argentina aparece como el camino más corto al alivio.
Enfrente estará una Lepra mendocina histórica, conducida por Alfredo Berti y liderada en la cancha por Sebastián Villa, su capitán y figura. Independiente Rivadavia vive un presente irregular —seis partidos sin ganar, con cuatro empates—, pero llega a esta instancia con ilusión intacta tras dejar en el camino a Tigre (3-1) en cuartos. El club cuyano, que nunca había alcanzado una semifinal nacional, sueña con su primera estrella profesional.

Para Gallardo, este choque tiene además un valor simbólico. Desde que asumió en su segundo ciclo, el “Muñeco” busca su primer título propio. Su rendimiento en Copa Argentina lo respalda: 39 partidos dirigidos, 30 victorias, 8 empates y apenas una derrota. No pierde en los 90 minutos desde 2015, y en las cuatro veces que llegó a semifinales, pasó en tres y fue campeón en todas ellas.
A las 22:10, con Andrés Gariano como árbitro —sin VAR y con transmisión de TyC Sports—, River pondrá en juego algo más que un pase a la final: su temporada, su crédito y su identidad competitiva.
En la otra vereda del cuadro, Argentinos Juniors ya espera rival tras eliminar a Belgrano de Córdoba en Arroyito. Si River gana, Córdoba volverá a recibirlo, esta vez con un título en disputa. Si pierde, Núñez se quedará sin Copa, sin Libertadores y sin excusas.
Para la Lepra mendocina, en cambio, el partido es pura ilusión. Para River, la última parada antes del precipicio o la redención.