lunes 27 de octubre de 2025 - Edición Nº5326

Política | 26 Oct

VOTO ELECCIONES OCTUBRE 2025

LLA gana por paliza a pesar del narco y la corrupción porque la mayoría de los argentinos odia al kichnerismo

Con más del 40,8% a nivel nacional y victorias en la mayoría de las provincias clave, La Libertad Avanza convierte las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2025 en un plebiscito favorable para el Presidente. Este ensayo explora las razones del vuelco electoral, la geografía política del triunfo, las tensiones internas del oficialismo, los riesgos para la gobernabilidad y las posibles consecuencias inmediatas en gabinete, economía y mapa parlamentario.


La noche del 26 de octubre dejó una foto clara: La Libertad Avanza se proyecta como la fuerza ganadora a nivel nacional con alrededor del 40,84% de los votos, según el informe difundido por el jefe de Gabinete y las coberturas en tiempo real de los principales medios.

Ese piso nacional viene acompañado de triunfos provinciales simbólicos y prácticos —CABA, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y, sobre todo, la Provincia de Buenos Aires—, que transforman lo que era apenas un buen resultado en una ola con capacidad real de modificar el balance de poder en Diputados.

El dato de la Provincia de Buenos Aires merece atención especial: hace semanas la derrota provincial parecía segura y existían sondeos y resultados locales favorables al peronismo; sin embargo, con el recuento avanzado la lista encabezada por Diego Santilli aparece como ganadora en la provincia más poblada del país, un escenario que cambia por completo la lectura del día.


¿Qué explican estos números?


A continuación propongo una lectura multidimensional de por qué el oficialismo consiguió dar vuelta expectativas y convertir la elección en éxito:

  • Recentralización de la campaña y foco en el liderazgo presidencial. La presencia de Milei en provincias y una comunicación orientada a retomar la épica de 2023 encontraron réditos entre votantes jóvenes y desencantados con la inestabilidad política. Los equipos de campaña atribuyen la remontada a la convergencia de territorio y liderazgo. (Cobertura y análisis de campaña en vivo).

  • Toma de decisiones tácticas en la última etapa. Movimientos tácticos —como la reconfiguración de candidaturas provinciales en plazos cortos—, propiciaron la migración de votos de fuerzas menores hacia la alianza oficialista en distritos que definían bancas clave. Medios y relatores de campaña subrayan que decisiones tomadas dentro del búnker tuvieron impacto directo en el escrutinio. 

  • Desgaste del peronismo territorial. En varias provincias la maquinaria territorial que en septiembre mostraba solidez no rindió de la misma manera: ausencias de intendentes clave, costos del desdoblamiento electoral y falta de sinergia entre listas nacionales y provinciales afectaron el rendimiento del peronismo. Esa falta de articulación se tradujo en pérdida de votos relativos.

  • Contexto económico y señales internacionales. La campaña final incluyó gestos dirigidos a tranquilizar mercados y actores internacionales —negociaciones con Estados Unidos y gestos técnicos desde el ministerio de Economía— que pudieron frenar fugas de voto por temor a inestabilidad cambiaria o crisis financiera. La presencia de figuras económicas con visibilidad pública se interpretó como garantía por una franja del electorado.

Con este resultado, La Libertad Avanza llega a la segunda etapa del mandato presidencial con mayor capacidad de influencia en la Cámara de Diputados —posible aumento de bancas que acercan al oficialismo a umbrales relevantes para impulsar leyes clave o, como el propio Presidente había planteado semanas atrás, buscar un tercio propio en el cuerpo—. Ese escenario no garantiza mayoría automática, pero sí oxígeno político para cambios de gabinete y para intentar disciplinar negociaciones parlamentarias.

No obstante, ganar bancas no elimina la fragmentación política: la Cámara seguirá siendo un tablero con intercambios constantes, donde acuerdos puntuales —y la capacidad de sumar aliados en cada ley— seguirán siendo la clave. El Gobierno necesitará combinar presión legislativa con concesiones y negociación fina para convertir votos en políticas implementables.


El gabinete y las peleas internas: la factura del triunfo


La lectura más inmediata en el oficialismo será la del rearmado del Gabinete. En la noche electoral circularon versiones sobre la salida de Guillermo Francos de la Jefatura de Gabinete y sobre la creciente influencia de Karina Milei en decisiones estratégicas; también se destacó la figura de Luis “Toto” Caputo como actor central en las últimas semanas. Un triunfo amplio facilita cambios sin quiebres dramáticos, pero al mismo tiempo magnifica las tensiones internas por cuotas de poder y por la definición de un rumbo económico y político más estable.

Esa disputa Caputo–Karina Milei–otros “socios del Triángulo de Hierro” seguirá siendo relevante: el triunfo reduce la presión externa, pero aumenta la pelea por nombres y por el control de la agenda, porque quien gane la pulseada interna controlará la segunda mitad del mandato.

El triunfo no borra los riesgos estructurales:

  • Expectativas de los mercados vs. urgencias sociales. Lograr confianza financiera exige medidas técnicas y señales creíbles; sin políticas que mitiguen el impacto social del ajuste, el clima político podría volver a tornarse adverso. Las tensiones entre ajuste y equidad seguirán marcando la agenda.

  • Posible reacción de la oposición. Una derrota tan amplia pondrá a prueba la unidad del peronismo: la presión interna por renovaciones de liderazgo y estrategias más agresivas (o más conciliadoras) puede generar fragmentación o —al contrario— una recomposición para 2027. El peronismo enfrentará un dilema: reconstrucción interna o búsqueda de coaliciones ampliadas.

  • Movilización y protesta. Aunque hoy el resultado beneficia al oficialismo, cualquier medida que afecte ingresos reales o servicios puede alimentar protestas sociales concentradas en sectores vulnerables que no acompañaron el voto pro-Milei. La gobernabilidad será tanto política como social. (Análisis de riesgo político).

Ganar en Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza no es un detalle: son distritos con 1) alto peso electoral, 2) provincias con élites económicas y políticas relevantes y 3) territorios que funcionan como mensajes simbólicos al país y al exterior. La suma de esas victorias traduce una combinación de voto ideológico, voto económico y voto reactivo a la oferta opositora. La remontada en la Provincia de Buenos Aires, además, altera por completo la narrativa de fragilidad oficialista que circulaba tras la derrota provincial de septiembre.


¿Por qué este resultado es más que una noche de urnas?


Porque transforma incentivos. Un Gobierno con mayor representación parlamentaria y con victorias territoriales importantes:

  • Tiene margen para rediseñar gabinete y priorizar objetivos técnicos ante la opinión pública.

  • Obtiene mandato político para impulsar reformas que no podía proponer en el contexto anterior.

  • Genera ventana temporal para intentar consolidar la coalición interna y negociar con actores clave (empresarios, mercados, actores internacionales).

Pero ese margen no es eterno: la economía, la comunicación estatal y la gestión cotidiana de demandas sociales seguirán siendo los factores que definan si el triunfo se traduce en consolidación o en volatilidad futura.

Está noche le ofrece al oficialismo un alivio político de magnitud: más del 40% a nivel nacional, victorias en distritos decisivos y la posibilidad real de recomponer su posición en Diputados. Sin embargo, el triunfo trae consigo desafíos inmediatos: gestionar la interna, cualificar la oferta económica para evitar perder apoyo social, transformar votos en leyes y, sobre todo, administrar expectativas. Ganar fue la condición necesaria; gobernar será la verdadera prueba.

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