lunes 27 de octubre de 2025 - Edición Nº5326

Política | 26 Oct

VOTO ELECCIONES OCTUBRE 2025

Las perlitas que pintaron la jornada de la elección 2025

En una jornada que renovó la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, la elección del domingo 26 de octubre también dejó sucesos curiosos, divertidos y hasta desconcertantes que aportan otra mirada al acto de votar.


La elección del domingo comenzó con la rutina habitual: más de 36 millones de ciudadanos habilitados para votar en unos 17.398 establecimientos y 109.046 mesas distribuidas por todo el país. Pero, como siempre ocurre, los comicios no se limitan al acto serio del voto: salen al ruedo también los episodios que combinan explicaciones formales con sorpresas colectivas.

En el barrio de Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires, la jueza María Romilda Servini dispuso que el Instituto Gascón (Serrano 1261) y el Instituto Gascón SUM (Gurruchaga 1254) dejaran de funcionar como sedes de comicio por deficiencias estructurales: riesgo de derrumbe y falta de luz luego de las lluvias. Las mesas 6752 a 6756 se trasladaron a la Escuela N° 23 “Dr. José María Bustillo” (Thames 1361), y las 6757 a 6761 al Instituto Marie Manoogian (Armenia 1338). Un inicio que recordaba: “no todo va a ser perfecto, incluso cuando esperamos que lo sea”.

En Córdoba, Juan Schiaretti, candidato de Provincias Unidas, votó a las 10:21 h en el colegio Domingo Savio (mesa 2167). Curioso detalle: no llevó la campera roja que considera su talismán habitual porque la temperatura ya superaba los veinte grados… pero sí se mantuvo fiel al color en su camisa. Dijo: “Hay que votar tranquilo y sin miedo que Argentina no se va a desbarrancar mañana si pierde el gobierno”. La política tiene rituales, ¿no?

La madre de Javier Milei llegó a votar en Vicente López a la mesa 122, pero con la licencia de conducir en la mano —no el DNI. Es la clase de episodio que nos recuerda que incluso en las grandes elecciones ocurren errores de trámite más domésticos que épicos.

La comitiva que trasladaba a Javier Milei y su equipo tuvo una breve parada en una estación de servicio en la intersección de Salguero y avenida Libertador, antes de que el presidente votara en la sede de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) - Almagro. Los ocho vehículos oficiales se detuvieron unos minutos sin cargar combustible. Un receso insólito en medio de una jornada que suele exigir logística exacta.

En la escuela Teniente Benjamín Matienzo N°5 del barrio de El Palomar, personal de la unidad táctica UTOI detectó a un hombre maquillado y vestido como el personaje de cómic Joker, con intención de emitir su voto. La delegada de mesa, María Alejandra Korol, le indicó que debía quitarse el maquillaje para acreditar identidad. El votante aceptó retirarse sin incidentes: “Desde 2019 nunca me pasó pero algún día iba a pasar”, comentó.

La jornada también trajo otros guiños: un electorado con disfraces (se registró al menos un Spiderman en Santa Fe) y la detención de personas que trataban de votar pese a estar prófugas. Entre las mesas, sobre una mesita de votación presidencial, aparecieron también cajas de bombones sin abrir. No es detalle menor: el chocolate también formó parte del acto de sufragio. 

Estas anécdotas —que al fin y al cabo no alteran el resultado ni el desarrollo institucional— hacen que la jornada electoral se viva con un matiz humano, por momentos divertido, por otros incómodo, pero siempre revelador. Revelador porque muestran que la democracia es también terreno de lo imprevisto. Y que cuando millones de personas deberán cumplir un trámite cívico, también surgen los deslices, los detalles que se desvían del libreto.

Quizás no sean las historias que figuren en los titulares de “ganadores y perdedores”, pero sí son los matices que cuentan las elecciones como espectáculo social, cultural y humano: hombres con disfraces, mamás distraídas, rituales de color rojo, paradas en estaciones de servicio… Todo eso habla de una elección que, aunque seria, se construye en lo cotidiano, en lo espontáneo, en lo que no estaba escrito.

Y si algo queda claro, es que la democracia argentina no solo se mide en votos y bancas, sino también en momentos que se vuelven anécdotas. Y que esos momentos, aunque no cambien el mapa político, sí colorean la experiencia colectiva.

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