Una nueva tragedia vial sacude a Misiones. Este domingo, alrededor de las 4.30 de la madrugada, un colectivo de media distancia de la empresa Sol del Norte cayó al arroyo Yasá tras impactar con un Ford Focus sobre la ruta nacional 14, a la altura de Campo Viera. Nueve personas murieron y más de veinte resultaron heridas, varias de ellas de gravedad.
Con el correr de las horas, se conocieron detalles que revelan el nivel de irresponsabilidad e imprudencia del conductor del auto, identificado como Rafael Gonzalo Ortiz, de 34 años. Según confirmaron los investigadores, Ortiz presentaba una “intoxicación alcohólica aguda” al momento del impacto.
Pero lo más indignante fue el audio que trascendió este lunes: minutos antes del siniestro, el hombre grabó un mensaje en el que reconocía ir a 180 o 190 kilómetros por hora, se reía de la situación y hasta admitía haber “mordido la banquina”.
“Estoy volviendo a 180, 190... recién mordí la banquina, casi me pegué un palo”, se lo escucha decir entre risas.
“Me quiero pegar un palo más o menos, boludo, no sé. Se va a la p*** todo”, agrega, en un tono de total inconsiencia.
Ese audio, que los investigadores tratan de confirmar como auténtico, refleja con crudeza la negligencia y el desprecio por la vida propia y ajena. Pocos minutos después de enviarlo, Ortiz chocó de frente con el micro que se dirigía desde Oberá hacia Dos de Mayo y luego a Puerto Iguazú.
El impacto fue devastador: el colectivo se desbarrancó y cayó al cauce del arroyo Yasá. Bomberos, policías y rescatistas trabajaron durante horas para sacar a las víctimas de entre los hierros retorcidos. Ocho pasajeros del micro murieron en el acto —tres mujeres y cinco hombres—, mientras que el propio Ortiz también perdió la vida.
En total, unas 150 personas participaron del operativo de rescate, y 20 heridos fueron trasladados al Hospital Samic de Oberá. Otros cuatro, con lesiones menores, fueron atendidos en un centro médico de Campo Viera.
La tragedia dejó a toda la provincia de Misiones de luto y reabrió el debate sobre la responsabilidad al volante. Una vez más, la mezcla de alcohol, velocidad y desprecio por las normas terminó con vidas inocentes segadas en la ruta.