A pocos meses de dejar el club, la conducción encabezada por Cowen expone su legado con cifras, obras y políticas que apuntan a un mismo objetivo: ordenar el presente para sostener el futuro.
Desde el primer día, la gestión de Mariano Cowen insistió en una premisa: poner a Gimnasia de pie en materia económica y administrativa. Según los documentos presentados a los socios, el club logró una reducción del pasivo cercana al 40%, lo que equivale a unos cinco millones de dólares menos de deuda en comparación con diciembre de 2022.
Esa mejora patrimonial se apoya en la disminución de obligaciones en moneda extranjera y la cancelación progresiva de los mutuos con socios y acreedores.
Con una inversión superior a los cuatro millones de dólares, se llevaron adelante mejoras en todas las sedes del club: Estancia Chica, la Sede Social, el Polideportivo Víctor Nethol, el Estadio Juan Carmelo Zerillo y el Bosquecito.
Se inauguraron nuevas instalaciones, se remodelaron espacios históricos y se impulsaron proyectos como el microestadio de futsal y colegio y la cancha sintética de Berisso.
La gestión Cowen destaca la inversión sostenida en el fútbol infanto-juvenil, triplicando el presupuesto y fortaleciendo la infraestructura de formación. Nuevas canchas, vestuarios, gimnasio y áreas de desarrollo técnico consolidan la idea de que el futuro deportivo se construye en la base.
En el plano legal, el club pasó de 34 a 13 juicios activos, con resoluciones favorables en causas históricas como Issa-Simón y Ángel Cappa. La dirigencia subraya que esto representa una normalización administrativa clave para el futuro institucional.
Con un club menos endeudado, obras distribuidas en todas las sedes y un semillero fortalecido, la gestión de Mariano Cowen se despide dejando el tablero en orden. Gimnasia mira hacia adelante, sabiendo que el mayor logro puede ser, simplemente, haber recuperado la estabilidad.