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El Polideportivo Víctor Nethol fue el escenario de los disturbios: más de 1.100 socios asistieron al acto, que fue suspendido momentáneamente luego de que parte del público arrojara botellas, huevos y sillas contra el sector donde se encontraba la dirigencia. Los cánticos de “que se vayan todos” dominaron el ambiente mientras varios integrantes de la CD se veían obligados a retirarse.
La situación se desató cuando el secretario general, Oscar González Arsac, tomó la palabra y reconoció las dificultades económicas del club, lo que generó una inmediata reacción de enojo. Los números en rojo, las inhibiciones en el mercado de pases y los atrasos salariales a jugadores y empleados encendieron la mecha de la bronca.
Tras una primera suspensión, la Asamblea se reanudó y logró aprobar por unanimidad el balance, con el objetivo de habilitar a la próxima conducción a tomar un préstamo que permita reducir el pasivo, estimado en unos 11 millones de dólares. Sin embargo, el presupuesto y la memoria fueron rechazados tras fuertes cuestionamientos de los opositores Carlos Anacleto y Diego Patiño.
El cierre fue caótico: nuevos enfrentamientos verbales, sillazos y huevazos marcaron el final de una noche que dejó en evidencia la crisis institucional y el clima enrarecido que atraviesa el Lobo, a solo un mes de unas elecciones que prometen ser más calientes que nunca.
 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							 
						 
							