La publicación de una carta política firmada por Cristina Fernández de Kirchner volvió a sacudir el tablero del peronismo bonaerense. En el documento, titulado “Elección 26 de octubre”, la ex presidenta cuestionó abiertamente la estrategia electoral del gobernador Axel Kicillof, a quien responsabilizó por los resultados adversos del oficialismo en los últimos comicios.
La misiva, difundida a través de sus redes sociales, calificó como un “error político” la decisión del mandatario provincial de desdoblar las elecciones bonaerenses de las nacionales, al considerar que esa estrategia fragmentó el voto peronista y facilitó la victoria opositora.
El texto generó un inmediato terremoto político en La Plata: ministros y funcionarios que responden directamente a la ex mandataria quedaron en una posición incómoda, y en el entorno del gobernador reconocen que la continuidad de varios integrantes del gabinete está en revisión.
La carta de Cristina no fue leída solo como una crítica técnica, sino como una señal de poder dentro del peronismo bonaerense. Desde el entorno del gobernador buscaron bajar el tono y recalcaron que “no hay ruptura”, aunque admiten que el mensaje “impactó fuerte” y que “reabre una discusión estratégica” sobre el futuro del espacio.
Varios intendentes aliados a Kicillof interpretaron el texto como un tirón de orejas que podría anticipar una reconfiguración de fuerzas dentro del gabinete provincial. En los pasillos de la Gobernación circulan versiones sobre posibles reemplazos en ministerios clave, especialmente en áreas donde confluyen dirigentes kirchneristas puros.
La publicación de Cristina Fernández de Kirchner fue avalada por funcionarios de Kicillof que apoyaron la polémica carta y así tensando la situación en el gabinete bonaerense. Una de ellas fue la presidenta del Instituto Cultural, Florencia Saintout que pertenece a La Campora. También reituteo la carta Juan Martín Mena, titular de la cartera de Justicia y Derechos Humanos.

El efecto inmediato de la publicación fue una ola de especulaciones sobre cambios en el gabinete bonaerense. Algunos ministros referenciados en el kirchnerismo —entre ellos, en las áreas de Justicia, Cultura y Salud— estarían bajo observación junto a dos administraciones que tienen la caja más importante; IOMA e IPS. Sin embargo, desde el entorno de Kicillof aseguran que “no habrá desplazamientos por ahora” y que la prioridad es mantener la estabilidad institucional.
Aun así, el episodio dejó al descubierto una fractura latente en el oficialismo provincial, en un contexto en el que la oposición crece y el escenario político nacional se reconfigura tras el avance de La Libertad Avanza.

Más allá del conflicto interno, la carta de Cristina Kirchner también tiene una lectura de largo alcance: busca reordenar el peronismo y reposicionar al kirchnerismo dentro del mapa político nacional. De cara a 2027, la provincia de Buenos Aires vuelve a aparecer como el territorio clave donde se definirá el futuro del espacio.
Mientras tanto, el gobernador Kicillof enfrenta el desafío de sostener la gobernabilidad en medio de la presión de los distintos sectores del peronismo y las demandas sociales de la provincia más grande del país.
La relación entre Kicillof y la ex presidenta atraviesa un momento de máxima tensión. Aunque el gobernador llegó al poder con el impulso directo de Cristina en 2019, con el paso de los años fue buscando mayor autonomía política y construyendo su propio armado territorial. Esa evolución generó resquemores en el kirchnerismo más duro, que ahora parece decidido a marcarle límites.
La carta, más allá del análisis electoral, es leída por los analistas como una reafirmación del liderazgo de Cristina Kirchner dentro del peronismo. Con el movimiento, la ex mandataria envía un mensaje claro: las decisiones estratégicas del espacio no pueden tomarse sin su aval político.