La historia de Franco Colapinto parece escrita a alta velocidad. A sus 22 años, el piloto argentino afronta otra cita clave en el calendario de la Fórmula 1, esta vez en el Gran Premio de Brasil, en el mítico circuito de Interlagos, donde el rugido de los motores suele mezclarse con la pasión sudamericana.
Esta semana no será una más: la organización de la Máxima categoría publicó el póster oficial del GP, y entre los rostros elegidos para representar la cita apareció el de Colapinto, acompañado por Gabriel Bortoleto, el único brasileño en la parrilla, y el siete veces campeón Lewis Hamilton. Un gesto que no pasó desapercibido: la F1 eligió destacar al joven de Pilar como uno de los nuevos protagonistas de la grilla.

El impacto argentino se hará sentir. Se espera que cientos de fanáticos viajen a Brasil para alentar a su piloto, recreando la marea celeste y blanca que ya había sorprendido el año pasado. “Tengo muchas ganas de ir ahí y disfrutar con todos. Ojalá podamos darles un buen resultado”, declaró Colapinto en el paddock del Autódromo Hermanos Rodríguez tras la última fecha en México.
Su conexión con el público es especial. Desde su debut, cada paso del piloto fue seguido con fervor casi futbolero, y la F1 lo sabe: su imagen genera cercanía, juventud y emoción, un cóctel perfecto para revitalizar la narrativa del deporte en América Latina.
En el Gran Premio de México, Colapinto terminó 16°, justo detrás de su compañero Pierre Gasly. Aunque un informe técnico reveló que el argentino tuvo mejor ritmo que el francés, el ingreso del Virtual Safety Car en las últimas vueltas (tras el abandono de Carlos Sainz) lo privó de concretar el sobrepaso.
“Hice 50 vueltas arrastrándome, sin nada de grip. Después con las blandas anduve bien, pero ya era muy tarde”, analizó con su habitual franqueza. El argentino fue uno de los pocos que se animó a una estrategia con gomas duras desde el inicio, algo que lo obligó a luchar contra la adherencia durante gran parte de la carrera.
A pesar de las dificultades, su capacidad de adaptación y su lectura estratégica lo mantuvieron en competencia. “Nos costó mucho como equipo este finde, pero ahora hay que trabajar para la próxima”, remarcó, dejando en claro que el enfoque está puesto en Interlagos.
Como suele ocurrir con los debutantes que pisan fuerte, Colapinto no rehúye a la polémica. Durante la largada en México, sufrió un toque con Lance Stroll que lo mandó al pasto y lo obligó a hacer un trompo. Su reacción fue tan inmediata como contundente: “No mira los espejos nunca Stroll. Siempre hace lo mismo. No sé para dónde mira”.
Esa autenticidad —mezcla de desparpajo y sinceridad— se transformó en parte de su marca personal. En un ambiente dominado por declaraciones cuidadosas y diplomáticas, Colapinto irrumpe con un tono fresco y genuino que lo acerca aún más a los fanáticos.
El entorno del piloto y del equipo Alpine trabaja en las negociaciones para definir su continuidad en 2026. Si bien no hay confirmación oficial, los guiños son cada vez más evidentes. Desde la escudería valoran su progreso técnico, su madurez emocional y la forma en que logró integrarse al equipo pese a las limitaciones del monoplaza.
La inclusión de su imagen en el póster oficial del GP de Brasil fue leída como una señal simbólica: la F1 lo considera parte de su presente y de su futuro. En un paddock que busca nuevos ídolos, Colapinto representa la expansión hacia un público joven, latino y apasionado.
El recuerdo de la edición anterior todavía pesa. Bajo una intensa lluvia, el argentino debió abandonar tras un despiste que empañó un fin de semana prometedor con Williams. Ahora, con más experiencia y otra escudería, llega decidido a cambiar la historia.
“Se merecen un buen resultado y ojalá poder darles algo lindo”, repitió en la previa. En un fin de semana que incluirá carrera Sprint, Franco tendrá múltiples oportunidades de demostrar su progreso y cerrar con fuerza una temporada que marcó su consolidación en la élite.
Desde los kartings en el conurbano bonaerense hasta los circuitos más emblemáticos del planeta, el recorrido de Colapinto refleja la resiliencia y el talento argentino en su máxima expresión. No solo representa a un país, sino a una nueva generación de fanáticos que se reencontró con la Fórmula 1 gracias a su historia.
Interlagos será mucho más que una carrera: será una celebración de identidad, velocidad y sueños compartidos.