En la mañana de este jueves, la esquina de 13 y 38 se convirtió en el escenario de un episodio inesperado. Tres chicos que se dirigían a clases decidieron detener su marcha frente a un local comercial para dejar su “firma” con aerosol. Lo que parecía una travesura terminó en un altercado público, con reproches, gritos y la intervención de las autoridades municipales.
Los dueños del negocio, sorprendidos por la acción, salieron rápidamente a increpar a los jóvenes, exigiendo que se retiraran. La situación despertó la atención de los vecinos, quienes también se sumaron para frenar la pintada. Entre los presentes, hubo quienes filmaron lo ocurrido y compartieron las imágenes en redes sociales, donde el tema comenzó a circular con rapidez.

La tensión aumentó cuando se supo que dos de los tres involucrados eran menores de edad. Algunos testigos señalaron que los chicos respondieron de forma desafiante, increpando y escupiendo a los agentes de la Guardia Urbana que se acercaron para controlar la situación.
Si bien el incidente no pasó a mayores, el episodio generó debate en el barrio sobre la convivencia, el respeto por los espacios públicos y la necesidad de fortalecer los canales de contención y diálogo con los adolescentes.
El hecho, breve pero intenso, dejó una huella en el vecindario: una mancha de pintura en la pared y una serie de preguntas abiertas sobre los límites entre la rebeldía juvenil y el vandalismo urbano.