Un trabajador rural encontró la camiseta en medio de un campo, junto a globos desinflados que seguían la estela de aquel homenaje deportivo-emocional. El hallazgo generó curiosidad e intriga: ¿cómo pudo la camiseta llegar hasta allí? ¿Qué hará ahora con ella su descubridor? Entre las opciones que se barajan está devolverla al club o transformarla en objeto de colección, consciente del valor sentimental que representa para la hinchada azul y oro.
Mientras tanto, el acto de despedida a Russo —que incluyó aplausos, pantallas con imágenes, y cánticos coreando “Miguelo, Miguelo” en La Bombonera— cobra nueva dimensión con este inesperado desenlace. La prenda que subió al cielo descansa ahora en tierra agropecuaria uruguaya, donde su historia continúa sin apagarse.