Han pasado 14 años desde aquel domingo trágico en el circuito de Balcarce, cuando el automovilismo argentino perdió a Guido Falaschi, un joven santafesino que con solo 22 años ya era considerado una de las grandes proyecciones del Turismo Carretera. Su muerte marcó un antes y un después en la historia de la categoría, y todavía hoy persiste el dolor y la sensación de que pudo haberse evitado.
El desenlace fatal llegó en las últimas vueltas de la competencia. Falaschi, que peleaba entre los primeros puestos, se encontró con un escenario caótico en pista: restos de goma, tierra en suspensión y un rezagado que perdió el control. En cuestión de segundos, su auto fue rebotado por los muñecos de goma mal asegurados y volvió a la línea de carrera, donde fue embestido violentamente por otros vehículos. La escena estremeció al país entero.
En los días previos, el propio circuito había dado señales de alerta. Dos jornadas antes, Agustín Canapino sufrió un grave incidente en el mismo sector, pero logró salir ileso. Ese antecedente, que pudo servir de advertencia, no alcanzó para modificar las condiciones de seguridad del trazado, que ya presentaba deficiencias estructurales y protocolos insuficientes.
Las pericias judiciales posteriores fueron contundentes: la falta de mantenimiento y la mala instalación de los elementos de contención fueron factores determinantes en el desenlace. Años más tarde, la Justicia condenó a la Asociación Corredores de Turismo Carretera (ACTC), cerrando uno de los capítulos más oscuros del automovilismo nacional.
Guido Falaschi había nacido en Las Parejas, Santa Fe, y su talento lo llevó a ser campeón de Top Race V6 en 2010 y a ganar su primera competencia de TC apenas un año después. Su sonrisa, su humildad y su estilo agresivo al volante lo habían convertido en una figura querida dentro del ambiente.
Catorce años después, su nombre sigue siendo sinónimo de talento y tragedia. En cada autódromo, en cada carrera, su memoria invita a no olvidar y a seguir exigiendo lo que su partida dejó en evidencia: que la velocidad nunca debe ir por delante de la seguridad.
A fines de abril de 2022, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil ratificó la condena impuesta a la Asociación Corredores de Turismo Carretera por el juicio que inició Graciela Santilli, la madre de Guido Falaschi. En ese sentido, la Justicia obligó a la ACTC a pagar 3.500.000 pesos en concepto de daños y perjuicios, así como también a publicar en su página web, al menos durante tres meses, la sentencia completa.