lunes 17 de noviembre de 2025 - Edición Nº5347

Política | 17 Nov

Batacazos en la UNLP: Medicina volvió a mover tablero político universitario

07:27 |En un clima electoral sin grandes movimientos en la mayoría de las facultades, Medicina volvió a convertirse en el epicentro de las disputas de poder, donde tres listas de diferentes espacios lograron romper cualquier pronóstico y dejaron un panorama abierto que cambia por completo la carrera hacia el próximo decanato. Este ensayo analiza cómo se gestó este reordenamiento y qué implicancias tendrá para el co-gobierno de la UNLP.


Las elecciones universitarias suelen tener patrones previsibles: continuidades, acuerdos tácitos y estructuras que se repiten. Sin embargo, la Facultad de Medicina de la UNLP volvió a demostrar que su dinámica política es un organismo vivo, capaz de mutar, tensionar y generar resultados que no solo sorprenden, sino que alteran la arquitectura de poder en toda la Universidad.

Mientras el resto de las unidades académicas transitaron un proceso electoral sin sobresaltos, el edificio de 60 y 120 se convirtió nuevamente en una caja de resonancia donde confluyeron proyectos, internas y viejos antagonismos. Medicina, con su peso político histórico, es un auténtico laboratorio donde las alianzas se ponen a prueba y donde cada voto tiene impacto directo en la figura más codiciada: el decanato.

La singularidad de este turno electoral estuvo marcada por un hecho poco frecuente: tres listas diferentes conquistaron los tres espacios clave —JTP, Graduados y el representante al Consejo Superior— generando un mapa heterogéneo sin dueño claro y obligando a cualquier sector a pensar estrategias nuevas para construir mayoría.

En el claustro de Jefes de Trabajos Prácticos, la victoria quedó en manos de Renovación Ciencias Médicas, un armado peronista con fuerte presencia de organizaciones como La Cámpora, Patria Grande y el PCR. Su triunfo ajustado, apenas por cuatro votos, confirmó que las disputas internas dentro del amplio espectro peronista no reducen su capacidad de movilización, sino que la fragmentan en múltiples expresiones.

En el claustro de Graduados y Ayudantes Diplomados, la sorpresa provino de la Lista 2, también peronista, que logró un resultado clave para inclinar la balanza en la futura elección del decano. En un ámbito donde la militancia y la territorialidad suelen marcar la diferencia, los 17 votos de ventaja funcionaron como un mensaje político: hay un sector dispuesto a disputar de igual a igual con estructuras históricamente consolidadas.

Finalmente, la lista vinculada al radicalismo y al Colegio de Médicos, Convergencia Universitaria, se aseguró el representante al Consejo Superior, un espacio estratégico que, más allá del número, tiene influencia directa en las decisiones que trascienden a Medicina y repercuten en toda la UNLP. Su victoria por escaso margen terminó de configurar el panorama más fragmentado de los últimos años.

El efecto inmediato de esta combinación inesperada es que el oficialismo que responde al decano Juan Basualdo queda acorralado, sin posibilidades ciertas de retener la conducción. Con un Consejo Directivo donde el sector peronista de la Lista 3 —“Graduados por la salud integral”— parece tener la mayoría necesaria, el nombre que cobra fuerza es el de Gustavo Marín, aunque el proyecto de Renovación impulsa a la profesora Irene Ennis, configurando una contienda que promete capítulos intensos.

A diferencia de otras facultades donde los resultados solo ratificaron lo esperado, Medicina vuelve a mostrar que su vida política es menos una estructura y más una pulseada constante, con actores que se reagrupan, tensan y redefinen las reglas del juego. En un contexto donde la UNLP discute su identidad, sus rumbos y su modelo de co-gobierno, Medicina aparece como el terreno donde se prefigura el futuro, donde cada movimiento anuncia el tono de las disputas que vienen.

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