El cruce entre Carlos Bianco y Diego Santilli volvió a poner en primer plano la fragilidad del diálogo entre la administración bonaerense y la Casa Rosada. Todo comenzó cuando el ministro de Gobierno provincial reclamó públicamente que el titular del Interior mantenga encuentros con mandatarios de distintos distritos, pero no con la provincia más poblada del país.
Desde La Plata sostienen que la falta de una instancia formal de trabajo afecta la planificación política y financiera, en un contexto ya marcado por el freno a la obra pública y la reducción de recursos. Bianco elevó el tono al asegurar que la Provincia enfrenta una “discriminación política” y que las conversaciones informales “por WhatsApp” no reemplazan los mecanismos institucionales.
La respuesta de Santilli llegó primero mediante un mensaje irónico en redes y después, en un acto junto a Rogelio Frigerio, con un discurso más frontal. El ministro del Interior enumeró las leyes a las que Buenos Aires no adhirió y vinculó esa posición con el reclamo de Bianco, dejando entrever que la falta de alineamiento político condiciona la relación.
El intercambio dejó expuesta la tensión creciente entre Nación y Provincia, justo cuando el Gobierno nacional se prepara para enviar su paquete de medidas económicas y fiscales al Congreso, donde cada voto será clave. En ese tablero, el vínculo con Buenos Aires vuelve a aparecer como un punto crítico.