La definición de Rosario Central como campeón de Liga 2025, comunicada este lunes por la Liga Profesional de Fútbol, volvió a poner bajo la lupa la organización —o la falta de ella— en el fútbol argentino. Aunque la resolución fue votada por unanimidad, la forma en que se llevó adelante dejó un escenario cargado de críticas, sospechas y reclamos que apuntan directamente a la conducción de la AFA y su manera de administrar los torneos.
El nuevo criterio implementado por el Comité Ejecutivo establece que el equipo con más puntos en la Tabla General será coronado automáticamente campeón de Liga. Bajo esa lógica, Central se quedó con el título por ser el conjunto más regular del año. Sin embargo, la polémica no giró en torno al mérito deportivo, sino al modo y al contexto en que se oficializó la decisión.
El trofeo fue entregado en las oficinas de la LPF con la presencia de Gonzalo Belloso, Carolina Cristinziano, Ariel Holan, Ángel Di María y Jorge Broun, quienes habían sido vistos ingresando al edificio antes del anuncio, lo que alimentó rumores de filtraciones y decisiones cocinadas a puertas cerradas. La cercanía del acto con el duelo que el equipo tendrá ante Estudiantes por el Torneo Clausura también generó malestar entre dirigentes y entrenadores de otras instituciones, que cuestionan el “timing” elegido.
A esto se suma un clima ya enrarecido por fallos arbitrales discutidos, cambios repentinos en reglamentos y la multiplicación de competencias que muchos consideran innecesarias. El debate sobre la transparencia volvió a estallar y varios referentes del ambiente apuntaron a la conducción de la AFA por lo que señalan como una gestión improvisada y confusa.
El reconocimiento a Central, que suma así un nuevo título oficial, convive con un creciente descontento general. En paralelo, se discute el futuro de la Supercopa Internacional y posibles modificaciones profundas en el calendario. Todo ocurre mientras el fútbol argentino sigue acumulando interrogantes sobre su rumbo institucional y deportivo.