Hay partidos que se anuncian semanas antes, aunque todavía no figuren en el calendario. En Avellaneda, este Racing–River de octavos del Clausura fue tomando cuerpo a medida que el año se cargaba de enojos, declaraciones y heridas abiertas. No es un simple cruce eliminatorio: es la escenificación de un 2025 que empujó a ambos clubes a convivir con preguntas incómodas. Y esta vez, el Cilindro será el escenario donde cada uno deberá sostener sus propias verdades.
Para Racing, el presente llega teñido de una paradoja: está sólido cuando más lo necesita, pero al mismo tiempo no tiene margen de error hacia el futuro. Las cuatro victorias recientes en cinco juegos no solo alimentaron el entusiasmo, sino que mostraron una estructura reconocible, un orden táctico y un arquero atravesando un momento determinante. Facundo Cambeses, con apenas un gol recibido desde la fecha 7, se transformó en la bisagra de un equipo que aprendió a no desesperar.
El regreso de Santiago Sosa, capitán y termómetro emocional, añade una capa narrativa inevitable. Vuelve ante su ex club, recién recuperado de una fractura, con una máscara que no solo lo protege sino que simboliza la resiliencia del equipo. En un Cilindro repleto gracias al levantamiento de la sanción, la Academia se siente respaldada por su gente, y lo sabe: la Libertadores está a un título de distancia y ese destino exige convicción desde ahora.
River llega desde otro ángulo, uno mucho más áspero. El ciclo de Gallardo transita el tramo más turbulento en años, con un equipo que acumula tropiezos y sostiene una tensión interna cada vez más evidente. Ganó apenas dos de los últimos doce encuentros y el rendimiento lo expone a una situación impensada: disputar su entrada a la Libertadores bajo presión y con la sensación de que cada partido es una evaluación pública.
Aun así, la jerarquía individual reaparece en el momento crítico. Gonzalo Montiel y Lucas Martínez Quarta regresan al once inicial para reconstruir una defensa que extrañaba liderazgo. En el mediocampo, Gallardo llega sin certezas: decide entre Portillo o Castaño para acompañar a Enzo Pérez, y evalúa quién ocupará el rol creativo entre Galoppo y Lencina. Pero la delantera está definida: Driussi y Maxi Salas serán los encargados de sostener un ataque que perdió profundidad tras la lesión de Colidio. El retorno de Salas al Cilindro agrega ruido, memoria y un gol que todavía incomoda en Avellaneda.
Todo el duelo se concentra en una tensión evidente: uno de los dos se queda sin 2025 antes de que termine noviembre. Para Racing, la esperanza está ligada al crecimiento reciente; para River, a la recuperación urgente de una identidad que alguna vez fue innegociable. Lo que ocurra en la noche de Avellaneda no será una simple eliminación: será la conclusión momentánea de un año que los obligó a mirarse de frente. Y, también, el punto de partida de lo que serán después.
Racing: Facundo Cambeses; Facundo Mura, Nazareno Colombo, Agustín García Basso, Gabriel Rojas; Santiago Sosa, Juan Ignacio Nardoni, Agustín Almendra; Santiago Solari, Adrián Martínez y Tomás Conechny. DT: Gustavo Costas.
River: Franco Armani; Gonzalo Montiel, Lucas Martínez Quarta, Lautaro Rivero, Marcos Acuña; Enzo Pérez, Juan Carlos Portillo o Kevin Castaño; Giuliano Galoppo o Santiago Lencina; Juan Fernando Quintero; Facundo Colidio o Sebastián Driussi y Maximiliano Salas. DT: Marcelo Gallardo
Hora: 19.15
TV: ESPN Premium
Árbitro: Facundo Tello