¿Y si lo que creemos sobre la obesidad está incompleto? ¿Y si hubiera un factor escondido que cambia todo lo que pensamos sobre los diagnósticos? Esa es la pregunta que dejó picando un equipo internacional de científicos y que hoy vamos a desarmar paso a paso para entender qué está pasando con la genética y obesidad en nuestra región.
Un grupo de especialistas de Argentina, México, Colombia, Perú y otros países analizó cómo influye la forma del cuerpo y la ancestría en el riesgo de desarrollar obesidad en América Latina. El trabajo fue publicado en Scientific Reports y plantea algo que incomoda pero que ya no se puede ignorar: no alcanza con mirar la dieta o la actividad física, porque el origen genético también pesa, y mucho.

Los resultados del estudio muestran que la diversidad genética puede ser más determinante que las fronteras para entender el sobrepeso y otros indicadores médicos. Por eso, los investigadores remarcan que los índices clásicos —como el IMC o la relación cintura-cadera— no deberían aplicarse igual en todas las poblaciones, porque pueden llevar a diagnósticos errados.
La primera autora del trabajo es la científica colombiana Alexandra Trujillo-Jiménez, en colaboración con equipos del CENPAT/Conicet, el programa PoblAr, la Universidad Nacional del Sur y universidades de Brasil, México, Chile, Guatemala, Canadá y China.
El estudio evaluó a más de 7.700 adultos de distintos países latinoamericanos. Cada persona aportó:
muestras de ADN
datos antropométricos
información de salud
hábitos cotidianos
Con esos datos, los expertos calcularon el porcentaje de ancestría americana, europea y africana en cada participante. ¿El resultado? Los índices antropométricos cambian según el sexo, la ancestría y otros factores, lo que demuestra que hay riesgos que no se ven si usamos los mismos valores para todos.
El investigador del Conicet Rolando González-José explicó que el objetivo fue entender cómo la diversidad humana impacta en la salud y en políticas públicas. Y advirtió: “Es crítico enfocarse en el ambiente, pero también considerar la genética para prevenir obesidad y sobrepeso”.
Según los investigadores, es momento de actualizar las herramientas con las que se mide y se diagnostica la obesidad en América Latina. Entre las recomendaciones aparecen:
Crear criterios diagnósticos adaptados a cada población, con puntos de corte específicos.
Sumar más poblaciones latinoamericanas a los estudios genéticos, para tener datos propios y representativos.
Aprovechar tecnologías como el escaneo corporal 3D, que permite mediciones exactas de la forma del cuerpo.
Incorporar factores sociales y económicos, además de los genéticos, para entender mejor la obesidad.
El médico argentino Silvio Schraier, que no participó del estudio, destacó que el IMC ya viene perdiendo precisión y que herramientas como la medición cintura-cadera o el escaneo 3D pueden mejorar los diagnósticos, aunque todavía no están al alcance de todos en la región.