En Diputados la sesión había quedado en cuarto intermedio desde el miércoles. Sin embargo, este viernes el panorama fue el mismo: apenas 39 legisladores presentes, lejos de los 47 necesarios para sesionar. Solo acompañaron los 37 diputados de Unión por la Patria y 2 de Nuevos Aires. El quórum volvió a ser una misión imposible.
En el Senado la historia fue parecida. Sesionaron apenas 27 minutos, aprobaron proyectos menores y pasaron a un nuevo cuarto intermedio. La decisión no fue casual: desde la presidencia del cuerpo, a cargo de Verónica Magario, recibieron la orden de no bajar los brazos en la estrategia para aprobar el endeudamiento incluido en la llamada “Ley Corta”, cajoneada desde junio.
En los pasillos del Senado aseguran que el oficialismo intenta sumar votos a través de una negociación que incluye la ampliación del directorio del Banco Provincia —de 8 a 12 cargos— como moneda de cambio. Pero el acuerdo no aparece y el reloj corre: el cambio de la composición legislativa amenaza con complicar aún más el escenario.
Durante la fallida sesión, Facundo Tignanelli salió al cruce de la oposición, acusándola de bloquear el financiamiento provincial por especulación política. Afirmó que el Ejecutivo “hizo todos los intentos de diálogo” y pidió que los bloques opositores “entren en razones”.
El diputado camporista recordó que la ley requiere una mayoría especial en ambas cámaras y planteó que el proyecto no es una iniciativa caprichosa del Gobierno: “La deuda fue contraída por quienes hoy no se sientan a debatir”.
Sin embargo, las declaraciones también exponen un problema recurrente en la gestión de Axel Kicillof: la imposibilidad de construir consensos amplios más allá de la confrontación política, incluso en votaciones clave para la administración provincial.
Los negociadores ya están en acción: Alexis Guerrera y Rubén Eslaiman por el massismo, Tignanelli por La Cámpora, y los enviados del Ejecutivo Gabriel Katopodis y Mariano Cascallares. Pero los obstáculos siguen siendo los mismos que frenan el acuerdo desde el inicio: cargos en organismos provinciales, reparto de fondos para intendentes y la puja por espacios de poder.
Mientras tanto, la incertidumbre crece y el oficialismo se expone a un nuevo traspié político. Sin acuerdos sólidos ni mayorías aseguradas, la discusión por el endeudamiento vuelve a poner bajo tensión a la administración Kicillof y a una Legislatura que, por ahora, sigue sin respuestas.