Si viajás seguido por la avenida 44, seguro notaste algo: las obras no paran. Pero hay un dato que todavía muchos no conocen y que puede cambiar la forma en que entramos y salimos de la ciudad. Te lo cuento más abajo, pero antes entendamos qué está pasando hoy en este corredor clave del oeste platense.
La remodelación de la avenida 44 forma parte del Plan de Obras Públicas y Mantenimiento Urbano, el programa que impulsa el intendente Julio Alak para mejorar la seguridad vial y achicar los tiempos de viaje. Es una intervención grande, pensada para ordenar el tránsito y darle valor a uno de los accesos más usados por miles de vecinos todos los días.

Los operativos actuales se concentran en la zona de 171, donde ya se ejecutó una nueva tanda de hormigonado de calzada. Esta parte se suma al primer tramo inaugurado en octubre —entre 131 y 149— y completa un frente de obra que incluye recambio de losas, reparación de cordones, iluminación renovada y la implementación de la llamada “onda verde”.
Todo esto apunta a lo mismo: que circular por 44 sea más rápido, más seguro y menos estresante.
Otro punto fuerte del plan es la intervención en la rotonda de Ruta 36, un sector donde la visibilidad siempre fue un tema. Allí se colocaron farolas nuevas, se cambió el cableado y se repararon tableros eléctricos para reforzar la seguridad en una zona de circulación constante, sobre todo en horarios pico.
La obra también tiene un costado urbanístico importante. Según datos oficiales, ya se reemplazaron más de 300 losas deterioradas, lo que mejora la estabilidad de la calzada y evita roturas prematuras.
En paralelo, la rambla central recibió una puesta en valor con más de 25 mil dietes y 3 mil lapachos rosados. Esto no solo embellece el corredor, sino que mejora la calidad del ambiente y delimita mejor los sectores de tránsito.
Y acá está ese dato que muchos todavía no manejan: la sincronización de semáforos sobre la avenida 44 redujo el tiempo de ingreso y egreso a La Plata de 45 a 20 minutos. Sí, casi a la mitad.
Para quienes entran todos los días a trabajar o estudiar, el cambio es enorme. Menos frenadas, menos embotellamientos y una circulación más fluida en un corredor que siempre estuvo muy cargado.