miércoles 3 de diciembre de 2025 - Edición Nº5363

Información General | 3 Dec

Fraude de temporada

Descuentos que cuestan caro: el fraude detrás de la página de Fravega clonada

11:08 |El frenesí por compras a precio de ocasión volvió a ser el escenario ideal para los estafadores digitales. En medio del ruido comercial, una página clonada de Frávega logró capturar datos personales y financieros de quienes persiguieron ofertas sin mirar detrás de la pantalla.


La fiebre del Black Friday, convertida ya en ritual global, vuelve a demostrar que las grandes liquidaciones no solo activan el consumo: también disparan el ingenio criminal. Este año, una réplica casi perfecta del sitio de Frávega circuló como carnada para usuarios ansiosos de encontrar rebajas exclusivas. Pero detrás del supuesto catálogo, lo que se escondía era un mecanismo aceitado de robo de información.

La mecánica no es nueva, pero sí cada vez más sofisticada. Los ciberdelincuentes imitan la identidad visual de marcas reconocidas, diseñan falsos botones de compra, insertan logos y promociones irresistibles, y esperan que el impulso supere la atención. Pequeñas variaciones en una URL, letras agregadas o estructuras de dominio extrañas son suficientes para engañar a quien navega apurado en busca del mejor precio.

El truco está donde duele: en el momento del pago. Cuando el usuario ingresa sus datos financieros, el sistema lo deriva a un servidor alternativo, cuyo único objetivo es capturar números de tarjeta, códigos de seguridad, direcciones y teléfonos. La compra jamás se concreta, pero el botín digital ya queda en manos de los estafadores.

Lo llamativo es la velocidad operativa. Un análisis de registros de creación de dominios reveló que estas plataformas suelen nacer días antes del evento y desaparecer después de concretar la estafa. Páginas efímeras construidas para una corrida única de fraude, que luego mutan, reaparecen con otro nombre o simplemente se diluyen sin dejar rastro.

Los especialistas insisten en que el problema no es solo tecnológico, sino cultural: la ansiedad por la ganga perfecta y el hábito de ingresar a enlaces desde mensajes, correos o anuncios abre la puerta a la vulnerabilidad. La recomendación es casi obvia, pero sigue ignorada: escribir manualmente las direcciones oficiales, desconfiar de precios irrisorios, revisar el dominio completo y nunca entregar datos bancarios en sitios con apariencia dudosa.

El Black Fridayo cualquier época de rebajas agresivas— no es solo fiesta de consumo, sino un territorio donde la confianza digital se pone a prueba. La pregunta que deja este episodio no es si habrá otro fraude similar, sino cuánto estamos dispuestos a sacrificar por un “descuento imperdible”.

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