sábado 6 de diciembre de 2025 - Edición Nº5366

Deportes | 6 Dec

Debate sin cierre

La historia que no se borra: Gimnasia festejó en 1993 una copa que la AFA reconoce pero el país aún discute

09:42 |La consagración de 1993 sigue generando controversias: para el hincha tripero, fue una vuelta olímpica real; para otros, una celebración de cartón. La discusión resurge cada vez que Gimnasia se acerca a un nuevo trofeo y obliga a mirar dónde la AFA ubica la Copa Centenario: ¿en el baúl de los recuerdos o entre sus campeones oficiales?


La historia del fútbol argentino está repleta de matices, grietas y relatos cruzados. Entre ellos, la Copa Centenario ocupa un lugar singular, un espacio intermedio donde conviven el festejo pasional y la disputa documental. Para Gimnasia y Esgrima La Plata, aquella consagración de 1993 no fue un torneo anecdótico sino un hito institucional: una estrella ganada en la cancha, celebrada como cualquier otra. Pero para muchos sectores del ambiente futbolero, se trató apenas de un homenaje, un torneo conmemorativo sin el peso de un campeonato tradicional.

La AFA decidió organizar aquella competencia para marcar los cien años de su creación. Pero su estructura ya anticipaba controversias: solamente participaron equipos de Primera División, aunque dos —San Martín de Tucumán y Talleres de Córdoba— fueron excluidos por su reciente descenso, un detalle que más tarde sería usado para relativizar su valor competitivo. Además, el formato rompió con la lógica clásica; los cruces fueron ordenados por rivalidades históricas, lo que le dio al certamen un aroma más festivo que reglamentario.

Sin embargo, Gimnasia no lo vivió así. Su camino comenzó con un triunfo ante Estudiantes, hecho que en La Plata tiene una carga simbólica imposible de minimizar. El recorrido culminó con una victoria contundente por 3-1 frente a River, uno de los gigantes del país. Desde la mirada tripera, nada fue casual: hubo preparación, competencia real, hinchas en las tribunas y una copa entregada por la autoridad máxima del fútbol argentino.

Durante años, la discusión quedó atrapada entre percepciones más que documentos. Los historiadores deportivos repetían que era un título amistoso, mientras que en La Plata se defendía su legitimidad con argumentos de reglamento y memoria popular. Pero el debate encontró una pieza clave cuando la AFA publicó su listado oficial de campeones, separando amateurismo y profesionalismo. Allí, junto a trofeos plenamente institucionalizados como la Supercopa Argentina o la Copa Argentina, aparece Gimnasia como ganador de la Copa Centenario.

Ese gesto burocrático cambió la conversación. La entidad que la había organizado reconocía su estatus formal. De repente, lo que muchos descartaban como un festejo simbólico ingresaba al terreno del profesionalismo, aunque con una particularidad irrebatible: solo se jugó una vez. Ese carácter único, lejos de cerrar la disputa, la robusteció.

Hoy, cada vez que Gimnasia se acerca a una final, el tema vuelve a escena. Los hinchas reclaman que no se hable de “primer título”, sino de “segundo”. Los detractores responden con ironías. La Copa Centenario se volvió un espejo del ADN futbolero argentino: pasional, interpretativo, en tensión permanente entre archivo y sentimiento.

Quizás la pregunta ya no sea si es oficial o no, sino qué significa ser oficial cuando la propia AFA la incluye entre sus campeones. En todo caso, la copa se ganó y existe; la estrella, al menos para media ciudad, brilla sin discusión.

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