martes 9 de diciembre de 2025 - Edición Nº5369

Policiales | 9 Dec

Dramática caída en Tolosa: un ciclista perdió el dominio de su bicicleta y hoy pelea por su vida | VIDEO

09:51 |El accidente que dejó a un ciclista platense en estado crítico expone cómo un factor mínimo —un objeto olvidado, un desperfecto imperceptible o un segundo de desequilibrio— puede desencadenar una secuencia irreversible. Las cámaras no solo revelan el impacto: muestran la fragilidad con la que convivimos cada día en el espacio urbano.


La madrugada en el cruce de 1 y 32 reveló una escena que, en apariencia, no anunciaba nada fuera de lo habitual: una bicicleta caída, una mancha de sangre en el asfalto y la urgencia de los primeros oficiales que llegaron al lugar. Sin embargo, detrás de esa postal mínima se desplegó una historia que hoy mantiene a un hombre al borde de la vida, y a los investigadores intentando comprender cómo un trayecto cotidiano terminó convertido en un episodio extremo.

El ciclista, identificado como Fernando Celeste, de 46 años, circulaba por la pronunciada pendiente del paso a nivel que conecta el corazón de La Plata con Tolosa. La bajada, conocida entre vecinos por su velocidad natural, suele exigir precisión y control para evitar deslizamientos. La reconstrucción posterior evidenció que, en esa madrugada, algo quebró esa estabilidad de manera fulminante.

Uno de los detalles más llamativos surgió a partir del hallazgo de un chaleco refractario enredado en el piñón de la bicicleta. Ese pequeño fragmento de tela sintética, que para cualquier ciclista es apenas un accesorio, se convirtió en una de las principales hipótesis: podría haber obstruido el movimiento de la rueda trasera, trabando la tracción en plena pendiente. Aunque no se descarta ninguna línea de investigación, la presencia del chaleco aportó un elemento inesperado a la mecánica del accidente.

Las cámaras de seguridad, revisadas horas después por la Policía y la fiscalía, completaron la escena con una crudeza incontestable. El video muestra cómo Fernando desciende a gran velocidad, sin señales de intervención de terceros, hasta que en un instante pierde el control. El impacto contra el lateral del paso a nivel fue seco, directo, y lo proyectó luego contra el suelo. La fuerza del choque no deja margen a lecturas ambiguas: fue un golpe devastador.

Mientras tanto, la vida cotidiana continuó a su ritmo. Un móvil de Control Urbano halló la bicicleta caída junto a una boca de tormenta, y el rastro de sangre activó el dispositivo policial. Minutos después se confirmó que una ambulancia ya había trasladado a la víctima al Hospital San Martín, donde permanece internado en terapia intensiva, con pronóstico reservado, según informó su esposa.

La causa, hoy en manos de la UFI 10, intenta ordenar los elementos dispersos de esta tragedia. Pero más allá del expediente judicial, el caso vuelve a mostrar una verdad incómoda: la ciudad, con su velocidad, sus fallas invisibles y sus peligros cotidianos, puede convertir cualquier desplazamiento en una apuesta incierta. Y basta un objeto suelto, un desequilibrio o un segundo de mala fortuna para que el trayecto más rutinario cambie para siempre.


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