La sangre azul todavía sigue caliente luego de la eliminación de Gimnasia en la semifinal del Torneo Clausura 2025.
El modesto pero extremadamente eficiente DT Fernando "Lucho" Sanirato, tal vez el más querido hoy por los hinchas, apenas detrás de Carlos Timoteo Griguol y Pedro Troglio, todavía no llegó a sentarse con la nueva Comisión Directiva tripera a charlar sobre su continuidad o no en el banco del Lobo.
Los jugadores ni siquiera hicieron los bolsos para encarar sus vacaciones luego de un año estresante y difícil por donde se lo mire.
Carlos Anacleto, el nuevo presidente tripero, todavía no leyó todos los contratos que se terminan en pocos días y no decidió, por lo tanto, cuáles renovará y cuáles no. Recién está tomando el mando real del club, ya que asumió con Gimnasia a punto de jugar cuartos de final, pasó y jugó nada menos que un clásico en semis.
Así las cosas, algunos nostálgicos bobos con Síndrome de Estocolmo severo y otros tal vez con intenciones "non sanctas", esperando volver a llenar sus bolsillos con billetes verdes de cabeza grande, echaron a rodar este lunes por la noche la sarcástica y cruel versión de una posible vuelta de Néstor "Pipo" Gorosito al banco de Gimnasia.
Hay que ser ladino para semejante afrenta contra un tipazo y un enome DT como Zanirato, que salvó a Lobo de caer en el abismo del descenso y lo llevó hasta la semifinal en sólo un mes y algo.
Y también para tentar al diablo que ya apuñaló a Gimnasia hace tres años, dejándolo arruinado económicamente por culpa de un técnico inescrupuloso, asociado a unos dirigentes sin códigos ni moral.
Cuando el martes 3 de enero de 2023 Gorosito confirmó su salida de Gimnasia, nadie imaginaba que detrás de esa partida quedaría un olor a podrido que todavía puede sentirse al nombrarlo.
En septiembre 2022, la comisión directiva tripera del momento, liderada por Gabriel Pellegrino y Raúl Tassi, firmó un contrato leonino, burdo e impagable, para la continuidad de Gorosito.
Se trataba de un documento escriturado que habían acordado entre los mencionados dirigentes del club y el abogado y representante de DT, Matías Elmo, que establecía montos millonarios en dólares para el pago del salario de Gorosito y su séquito.
Faltaban menos de dos meses para las elecciones en Gimnasia y Pellegrino ya había decidido no presentar lista porque no tenía ni las más mínimas posibilidades de ganar. Ya era un cadáver político para los socios.
Lisa y llanamente, lo que todos los allegados a la vida política del Lobo creen, es que en esa oscura operación entre Pellegrino y Gorosito, se configuró una "estafa documentada" contra la institución de calle 4 entre 51 y 53.
Dos meses después de eso, Mariano Cowen ganó las elecciones, asumió como nuevo presidente de Gimnasia y se encontró con un contrato a favor de Gorosito literalmente impagable para cualquier club argentino excepto River o Boca.
Durante todo diciembre de 2022, la entonces flamante comisión directiva de Gimnasia se pasó negociando la salida de Gorosito a un costo razonable. Le pidieron inclusive que si aceptaba bajar su salario podría continuar dirigiendo al Lobo, pero no aceptó.
Más de 800 mil dólres habría pagado Gimnasia por la salida del DT que ahora suena para volver. Cowen se pasó casi toda su gestión de abonando las rapi cuotas de ese acuerdo y otros que debió honrar a pesar de creer que Pellegrino y sus secuaces habían empapelado al club para saquearlo.
Según expertos contables y analistas triperos de amplia experiencia en la institución, esas operaciones no solo buscaban consolidar un millonario robo, liso y llano al club Mens Sana, sino que trataban de desestabilizar al gobierno de Cowen, para que tuviera que renunciar ahogado financieramente a mitad de su mandato, posibilitando una "vuelta a pedido" de los "Pellegrino´s thieves".
Pero el tiempo pasó, la CD liderada por Cowen capeó el temporal, pagó gran parte de las deudas heredadas y llegó al final de su mandato con cierta prolijidad, aunque con un desgaste enorme producto de la falta de fondos para invertir en un buen plantel profesional de fútbol, cosa que lo condenó a no poder intentar una reeleción, justo cuando se empezaba a ver la luz al final del tunel.