Si un perro mordió a alguien en la calle… ¿quién se hace cargo? Antes de responder, vale una historia real que dejó a más de uno pensando y que hoy sirve para entender qué pueden reclamar las víctimas y qué deben pagarle los dueños.
Esta nota te cuenta, de forma simple y al grano, qué resolvió la Justicia bonaerense y por qué el caso se volvió ejemplo para entender cuándo corresponde cubrir un tratamiento, como una terapia psicológica, y cuándo no.

En octubre de 2020, un vecino fue atacado por el perro de unos dueños de San Isidro. La mordida le dejó heridas en la parte de atrás de la pierna izquierda y terminó iniciando un juicio por daños y perjuicios.
La jueza de primera instancia entendió que el perro mordió al hombre sin que hubiera provocación, así que condenó a los responsables a pagar una indemnización de $786.000, más intereses y gastos del juicio.
El reclamo incluía:
daño moral,
daño psicológico,
incapacidad física,
y un planteo sobre el impacto estético de las cicatrices.
El demandante apeló porque sentía que algunos montos eran bajos, sobre todo los vinculados al daño psicológico.
La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de San Isidro revisó todo el expediente. Los jueces confirmaron varias cosas… pero también cambiaron otras.
1. Incapacidad física: no corresponde
El tribunal entendió que, aunque hubo heridas, el peritaje indicó que el hombre no quedó con limitaciones funcionales. Y para que exista incapacidad indemnizable, tiene que haber una reducción real de la capacidad psicofísica. No la hubo.
2. Daño estético: dentro del daño moral
Las cicatrices no alcanzan para una indemnización aparte. Solo se pagaría de forma independiente si afectaran la vida laboral, social o económica. Como eso no se probó, queda incluido dentro del daño moral.
3. Daño moral: se mantiene en $150.000
Para la Cámara, el monto fijado estaba bien: compensaba el sufrimiento por la agresión, la atención médica y el proceso de recuperación.
Acá está lo más importante del caso. El perito legista confirmó que el afectado tenía un trastorno de adaptación con ánimo deprimido producto del ataque, y recomendó 12 meses de psicoterapia, una vez por semana.
Los jueces consideraron que esto sí debía cubrirse y que el monto original era insuficiente. Por eso lo aumentaron a $720.000, ajustado a los valores actualizados de las sesiones al momento de la sentencia.
Los magistrados resolvieron que los dueños del perro —como parte vencida— deben hacerse cargo de las costas del proceso. Los honorarios se fijarán más adelante.
El fallo deja en claro que:
el monto pedido en la demanda no es un techo,
los jueces pueden ajustar los valores según la prueba,
y la terapia psicológica puede ser un derecho cuando la mordedura genera un impacto emocional comprobado.
Además, la Cámara insistió en algo clave: cada daño debe ser probado con informes serios y sin contradicciones. En este caso, el peritaje médico fue determinante.