River vuelve a colocarse en el centro del mapa del mercado de pases con una maniobra que combina ambición deportiva, lectura del contexto y una estrategia financiera muy diferente a la de sus ciclos anteriores.
En Núñez tienen claro que para reconstruir un mediocampo competitivo necesitan nombres de peso, y uno de esos nombres es Santiago Ascacíbar. El volante, hoy figura de Estudiantes, atraviesa un momento decisivo entre la final del Torneo Clausura y la posibilidad de volver a saltar a un desafío mayor.
La dirigencia riverplatense prepara una oferta que llegará formalmente en las próximas horas y que se ajusta al formato que el club viene aplicando: adquisición parcial del pase o incorporación bajo condiciones graduales, evitando así comprometer una cifra millonaria de una sola vez.
Este método, lejos de ser un retroceso económico, se transformó en una herramienta para competir en un escenario donde los clubes locales deben reinventarse si buscan mantener jerarquía sin quebrar sus finanzas.
El diálogo con Estudiantes no será sencillo. En La Plata entienden que vender a un titular a un rival directo implica negociar con suma cautela, especialmente si el Pincha levanta el trofeo y obtiene clasificación a la Copa Libertadores 2026.
Ese detalle, que podría parecer menor, cambia por completo el tablero: con competencia internacional, la salida de Ascacíbar exigiría una oferta más sólida y sin margen para improvisaciones.
A este panorama se suma otro actor inevitable: el propio jugador. Aunque respeta su presente y está plenamente enfocado en la final, Ascacíbar mantiene un deseo que no es nuevo: regresar a Europa.
Su paso por Stuttgart, Hertha Berlín y Cremonese dejó en él una sensación de revancha pendiente, una necesidad de volver al Viejo Continente para cerrar la historia de otra manera. Para River, ese anhelo puede ser un obstáculo o un puente, según cómo se muevan los tiempos del mercado.
El Millonario sabe que tiene una carta importante: Marcelo Gallardo. Su figura continúa siendo un imán para jugadores con ambición competitiva. No obstante, si un club europeo aparece con una oferta, el escenario cambiaría radicalmente. Ese es, hoy, el gran temor en Núñez y la razón por la que el club intenta avanzar antes de que el mercado internacional se active con fuerza.
En definitiva, River está ante una negociación que excede el interés deportivo: define su identidad en el nuevo mapa económico del fútbol argentino, apuesta a la ingeniería dirigencial y mide fuerzas con un rival al que respeta, pero del que necesita salir victorioso si pretende fortalecer un proyecto que apunta lejos.