jueves 11 de diciembre de 2025 - Edición Nº5371

Deportes | 11 Dec

Choque de liderazgos

Verón vs Milito: el choque que trasciende la final de Racing–Estudiantes

12:28 |La definición entre Racing y Estudiantes es también la pulseada entre dos dirigencias que renovaron el mapa del fútbol argentino. Milito y Verón llegan a esta final con proyectos, cuentas pendientes y una ambición que va más allá del trofeo, en un enfrentamiento que revela cómo se construye poder en la nueva era de los clubes.


En la final que paraliza al fútbol argentino, hay un partido que se juega lejos de los vestuarios, sin camisetas ni botines, pero con un peso simbólico que excede la tabla de posiciones. Diego Milito y Juan Sebastián Verón, dos apellidos que supieron representar excelencia dentro de la cancha, vuelven a encontrarse en un escenario trascendental, esta vez desde los escritorios y con responsabilidades que definen el rumbo institucional de Racing y Estudiantes.

El choque que protagonizan no es un enfrentamiento deportivo, sino la expresión de dos trayectorias que confluyeron en la Selección y que hoy se proyectan como modelos de conducción.

Ambos líderes comparten una biografía atravesada por el regreso a casa: primero como figuras capaces de torcerle el destino a sus clubes, y más tarde como dirigentes decididos a cambiar estructuras. Milito, surgido en Bernal y moldeado en el arco adversario, encontró en Avellaneda el territorio donde su nombre tomó forma de bandera.

Verón, hijo de una leyenda pincharrata y heredero de una tradición inquebrantable, volvió a La Plata con la sutileza de quien entiende que la identidad es una construcción diaria.

Lo llamativo de este duelo es que expone una cualidad poco frecuente en el fútbol argentino: la gestión como continuidad del legado deportivo. Tanto el Príncipe como la Bruja edificaron su liderazgo a partir de convicciones claras, nutridas por su paso por Europa y por la experiencia en equipos donde la disciplina, la infraestructura y el proyecto a largo plazo no eran consignas, sino mandatos.

De esa formación nació la mirada moderna que hoy aplican en sus clubes. Ambos entienden que el éxito institucional no se sostiene solo con fichajes, sino también con una línea directiva sólida, un trabajo profundo con juveniles y una administración estable.

En Racing, Milito construyó una figura presidencial que combina sensibilidad deportiva con planificación técnica. Su desembarco abrió una nueva etapa que recuperó la idea de competitividad internacional y reposicionó al club en la discusión grande del continente.

En Estudiantes, Verón desarrolló un proyecto que trascendió lo futbolístico: infraestructura, educación, patrimonio, revalorizar al predio y darle sentido a un modelo sostenido en la identidad formativa. Su gestión es la prueba de que un dirigente puede pensar más allá del resultado de cada domingo.

Pero el sábado, en Santiago del Estero, ese recorrido adquiere una dimensión extra. La final no solo puede consagrar a uno campeón: también puede ajustar cuentas pendientes, equilibrar derrotas recientes o coronar disputas políticas.

Milito busca transformar un tropiezo continental en impulso; Verón, en cambio, podría convertir su victoria en una declaración de autonomía ante los centros de poder del fútbol local.

El enfrentamiento entre ambos no es casualidad ni coincidencia: es la representación de una época donde los exfutbolistas, si llegan formados, pueden devolver al deporte mucho más que goles y aplausos. Es la demostración de que la conducción también puede ser una forma de talento.

Y por eso, cuando la pelota empiece a rodar, habrá otro partido en disputa: el que juega la memoria de dos ídolos que hoy ponen a prueba su visión de futuro.

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