La mañana del jueves 11 de diciembre de 2025, en la intersección de Diagonal 74 y 20, quedó marcada por un episodio que, por fortuna, no pasó del susto: un Chevrolet Astra modelo 2002 (patente DZO 067) se incendió en plena vía pública, provocando alarma entre los transeúntes y vecinos que a esa hora iniciaban su rutina.
Cuando los primeros llamados alertaron sobre el siniestro, la escena ya mostraba el auto envuelto en llamas y una columna de humo que se elevaba sobre la diagonal.
Sin embargo, dentro del panorama tenso, una noticia tranquilizadora se abrió paso rápidamente: las tres personas a bordo habían logrado salir por sus propios medios. Los ocupantes, identificados como Marcela C., Matías V. y Bruno P., se encontraban en buenas condiciones y fuera de peligro.
Instantes después, personal de Bomberos llegó al lugar para controlar el fuego y evitar que se propagara a otros vehículos o viviendas cercanas. Su intervención fue clave para estabilizar la situación y asegurar la zona mientras se aguardaba la llegada de una grúa particular encargada de retirar los restos del vehículo siniestrado.
Más allá del hecho puntual, episodios como este reabren una discusión que atraviesa a la ciudad: la combinación entre vehículos con muchos años de uso, posibles desperfectos eléctricos y un tránsito cada vez más intenso. La imagen del Astra ardiendo sobre el pavimento no solo sorprendió: también recordó la fragilidad de las rutinas urbanas y la rapidez con la que un día común puede cambiar de rumbo.