De acuerdo a versiones coincidentes en el lugar, la camioneta municipal era conducido por una mujer que presuntamente se habría quedado dormida al volante, lo que habría provocado el impacto. En el vehículo municipal viajaban tres personas: dos mujeres y un hombre, quienes resultaron involucrados de lleno en el siniestro.
Lo más llamativo del episodio no es solo la mecánica del choque, sino el hermetismo posterior. Testigos aseguran que la información está siendo deliberadamente ocultada, sin partes oficiales claros ni precisiones sobre el estado de salud de los ocupantes, las responsabilidades administrativas o la intervención de los organismos correspondientes.

Vecinos de la zona señalaron que el despliegue posterior fue rápido y silencioso, con remoción de los vehículos y escasa presencia informativa, lo que alimenta las sospechas de un posible intento de minimizar o encubrir lo sucedido, especialmente por tratarse de un camioneta municipal.
El choque se produjo en un sector muy transitado del Parque Alberti, lo que incrementa la gravedad del hecho: de haber ocurrido en otro horario, el saldo podría haber sido trágico para terceros ajenos al accidente.
Hasta el momento, no hubo comunicación oficial que confirme o desmienta la versión de que la conductora se durmió, ni se informó si se realizaron controles médicos, alcoholemia o pericias técnicas de rigor. Tampoco se conocieron detalles sobre posibles sanciones administrativas o responsabilidades internas.
Mientras tanto, el episodio deja una pregunta abierta que resuena con fuerza entre los vecinos: ¿se trataría de un simple accidente o de un hecho que alguien no quiere que salga a la luz?
En policiales, el silencio casi nunca es casual.