El Hospital de Berisso atraviesa un clima de creciente malestar interno, especialmente entre el personal de enfermería, que denuncia condiciones salariales y laborales muy por debajo de la línea de indigencia, pese a sostener el funcionamiento cotidiano de los servicios.

De acuerdo a información recabada por este medio, enfermeros y enfermeras manifestaron su fuerte disconformidad con los ingresos que perciben, los cuales no alcanzarían a cubrir las necesidades básicas, aun desempeñando tareas esenciales dentro del sistema público de salud.

Uno de los puntos más sensibles del reclamo es que todavía hay trabajadores bajo la modalidad de becas desde 2020 y 2021, además de personal incorporado durante la campaña de vacunación contra el COVD-19, que continúa en situación precaria. La mayoría de ellos percibe salarios que no superarían los 680 mil pesos mensuales, sin aportes jubilatorios ni derechos laborales, aunque cumplen la misma carga horario que el personal de planta permanente.

A este escenario se suma una medida que generó aún más bronca: la quita de francos al personal nocturno, implementada tiempo atrás ante la falta de recursos humanos en distintos servicios, lo que incrementa el agotamiento fisico y emocional de quienes sostienen las guardias.

Según lo informado en el marco de las últimas paritarias, el personal becado debia ser incorporado a planta permanente en noviembre . Sin embargo, al consultar al sindicato ATE, con fuerte presencia en el hospital, no hubo confirmaciones ni precisiones oficiales, lo que alimentó versiones sobre posibles favoritismos y designaciones por recomendación.

Como consecuencia directa de esta situación, no se descarta que un número importante de enfermeros evalùe renunciar antes de las fiestas de fin de año, una decisión que podría dejar áreas clave del hospital con personal insuficiente, afectando directamente la atención a la comunidad.

Desde los propios trabajadores remarcan que el reclamo no está dirigido al Municipio ni al intendente, ya que el Hospital de Berisso depende exclusivamente de la Provincia de Buenos Aires. Por ese motivo, las críticas apuntan directamente al gobernador Axel Kicillof y al ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, responsables de las políticas sanitarias y laborales del sector.

El enojo se profundiza al comparar la situación local con la de otros hospitales de la región, como el Policlínico San Martín y el Hospital Rossi, donde trabajadores becados ya habrían sido incorporados a planta permanente, generando una desigualdad dificil de justificar.

“Que sea parejo para todos, trabajamos en el mismo hospital, con la misma carga horaria y necesitamos los mismos derechos. Basta de explotación”, expresaron los trabajadores, sintetizando un reclamo que ya no es solo salarial, sino también de dignidad laboral.