Tal como había anticipado 0221.com.ar antes de la final del Trofeo de Campeones entre Estudiantes y Platense, ese encuentro fue el último de Cristian Medina con la camiseta del Pincha. La confirmación llegó en silencio, pero con señales claras: el mediocampista no retomará la pretemporada junto al resto del plantel y se transformará en una de las bajas del mercado de pases.

Aunque el equipo de Eduardo Domínguez fue citado para volver a los trabajos en el Country Club de City Bell desde el miércoles 7 de enero, Medina no estará presente, dejando en evidencia que su salida es cuestión de tiempo. Si bien había firmado un contrato por cinco años, en los hechos solo cumplirá una temporada: el fuerte aumento salarial previsto a partir del segundo año volvió inviable su continuidad.

Desde el entorno del club reconocen que la decisión no pasa exclusivamente por Estudiantes. El Pincha, no obstante, se aseguró una plusvalía ante una futura venta, un punto clave en la negociación final.

En cuanto al futuro deportivo, los caminos comienzan a definirse. Brasil aparece como una opción firme, con Botafogo, Flamengo y Fluminense siguiendo de cerca su situación. En paralelo, Europa también asoma en el horizonte, con Leicester City de Inglaterra como el club que manifestó interés concreto.

Más allá de la salida, Medina deja una imagen positiva. Su mejor versión se vio en la recta final del Torneo Clausura, donde fue pieza clave en los playoffs y una alternativa confiable en los partidos decisivos. A lo largo del año, disputó 42 partidos entre torneos locales y Copa Libertadores, acumulando 3.006 minutos en cancha, números que explican el interés que despertó fuera del país.

El manager de Estudiantes, Agustín Alayes, se refirió públicamente a la situación y fue claro: “Medina no depende de nosotros, es el único jugador por el cual la injerencia en la toma de decisiones es menor”, reconoció. Si bien aclaró que no hay una certeza absoluta, admitió que “lo más probable es que se vaya”.

Además, explicó que el futbolista tiene la posibilidad de desactivar el vínculo de manera sencilla, lo que acelera los tiempos de una transferencia que parece inevitable.