Estudiantes atraviesa un sueño del que nadie quiere despertar, y no es para menos. En un lapso asombroso de apenas 24 meses, el club ha disputado la impactante cifra de siete finales, alzando el trofeo en cinco oportunidades. Esta racha fenomenal no solo ha engrosado las vitrinas, sino que también ha reavivado la llama del máximo objetivo: ir por la Copa Libertadores de América.
En medio de esta gloriosa "borrachera" de coronaciones, la institución Pincha ha consolidado un ritual que se respeta religiosamente desde aquella consagración en la Copa Argentina. Con cada nueva estrella bordada en el escudo, una flamante copa se suma al particular decorado que ya embellece las instalaciones de City Bell y el mítico estadio UNO.
Así, las paredes del Jorge Luis Hirschi o del predio Mariano Mangano lucen con una estética cada vez más particular, una galería de campeones que se renueva constantemente gracias al éxito deportivo.
Hace apenas unas horas, la dirigencia y el cuerpo social del club cumplieron con lo que se ha transformado en una sana e impensada costumbre desde hace un par de diciembres. Sin embargo, esta vez la situación tuvo un condimento extra: la “pegatina” triunfal se realizó por duplicado.
A través de sus canales oficiales, el club mostró con orgullo cómo se decoraron los vestuarios y diversos sectores con las tipografías ya conocidas de sus títulos más recientes: el Torneo Clausura y el Trofeo de Campeones, obtenidos con una diferencia de apenas un par de semanas.

