Berisso vivió una noche de pesadilla marcada por la interrupción total de los servicios básicos, generando un clima de profunda indignación entre sus habitantes. En una jornada signada por las altas temperaturas y una demanda de energía que supera la capacidad operativa, los vecinos se encontraron de pronto sin luz ni agua potable, una combinación catastrófica que se extendió desde la noche del martes hasta bien entrada la madrugada del miércoles.
Los dardos de la ciudadanía apuntan directamente a las empresas, que fueron señaladas por su inacción pero, fundamentalmente, las criticas las recibió el intendente municipal Fabián Cagliardi por su falta de comunicación oficial durante las horas más críticas. La ausencia de información precisa sobre las causas de las interrupciones y los tiempos de normalización incrementó la sensación de abandono.
El corte de energía eléctrica se reportó inmediatamente después de la medianoche, afectando no solo a la totalidad de Berisso, sino también a amplios sectores de La Plata y Ensenada. Aunque la interrupción masiva duró poco más de diez minutos, la falta de respuesta inmediata y las posteriores fallas localizadas acentuaron el malestar.
A esta crisis eléctrica se sumó la problemática crónica del suministro de agua. Barrios enteros padecieron la ausencia completa del servicio o, en el mejor de los casos, una presión tan ínfima que imposibilitaba las tareas domésticas elementales. Las redes sociales se convirtieron en el principal canal de reclamo y desahogo, donde la pregunta que se repetía era lapidaria: “¿Hay que acostumbrarse a vivir así?”.
En este contexto de emergencia, la comunidad berissense exige a todos una respuesta concreta que vaya más allá de las disculpas protocolares, y a su jefe comunal poniendo el foco en la urgencia de inversiones reales que permitan garantizar servicios estables y previsibles, esenciales para la calidad de vida en la región.