Este miércoles 31 de julio se conmemora el Día de la Siderurgia en homenaje al general Manuel Savio, quien dedicó su vida a impulsar la industria pesada en Argentina. Fallecido en 1948, su legado perdura como el arquitecto de un sector clave para el desarrollo económico del país.
Hijo de inmigrantes, Savio ingresó al Colegio Militar y demostró una gran aptitud para la ingeniería y la estrategia militar. Su obsesión por desarrollar la industria pesada lo llevó a redactar la ley que creó la Dirección General de Fabricaciones Militares, abriendo el camino para la construcción de los Altos Hornos Zapla.
El Plan Savio, un ambicioso proyecto para desarrollar la siderurgia argentina, fue interrumpido por su muerte prematura a los 56 años. Sin embargo, su visión se hizo realidad años más tarde con la creación de Somisa y la instalación de la planta de Punta Argerich, hoy llamada Planta Siderúrgica General de División Manuel N. Savio.
Fabricaciones Militares, bajo la dirección de Savio y luego de Juan Ignacio San Martín, impulsó la industria química pesada y fomentó el intercambio científico y tecnológico. Lamentablemente, en 1991, durante el gobierno de Carlos Menem, muchas de estas fábricas fueron privatizadas, lo que generó un fuerte impacto en el empleo y en la capacidad productiva del país.
El legado de Savio es indiscutible. Su visión de una Argentina industrializada y autosuficiente en materia de acero y productos metalúrgicos sentó las bases para el desarrollo de un sector estratégico para la economía nacional. Sin embargo, su obra quedó inconclusa y las decisiones políticas posteriores han puesto en jaque su legado.
Hoy, a 75 años de su fallecimiento, es fundamental recordar la figura de Manuel Savio y reflexionar sobre la importancia de una industria nacional fuerte y diversificada. Su visión sigue siendo vigente y nos desafía a construir un futuro más justo y equitativo para todos los argentinos.
