Sospechas de espionaje ruso ensombrecen la previa de los Juegos Olímpicos de París
La cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de París se ha visto ensombrecida por las crecientes tensiones entre Francia y Rusia. La detención esta semana de un hombre ruso en la capital francesa, sospechoso de "inteligencia con una potencia extranjera para suscitar hostilidades", ha desatado las alarmas sobre posibles intentos de Moscú de sabotear el evento deportivo.
Según las autoridades francesas, el individuo, que habría trabajado para el servicio secreto ruso FSB, planeaba llevar a cabo operaciones de desestabilización, como ciberataques o la difusión de información falsa. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha señalado que se ha detectado una campaña de desinformación en redes sociales destinada a desacreditar los Juegos, incluyendo videos falsos atribuidos a grupos terroristas.
La exclusión de la mayoría de los atletas rusos de las competiciones, en respuesta a la invasión de Ucrania, ha generado un ambiente de desconfianza. Francia ha rechazado un gran número de solicitudes de acreditación para periodistas y voluntarios rusos, temiendo que se trate de espías infiltrados.
Por su parte, Rusia ha negado cualquier implicación en actividades desestabilizadoras y ha denunciado la denegación de acreditaciones como una violación de la libertad de prensa.
A pesar de este tenso contexto, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha mostrado optimista y ha destacado la importancia de los Juegos Olímpicos de París como un evento global que reunirá a las naciones. La ceremonia de inauguración, que se llevará a cabo en el río Sena, promete ser un espectáculo inolvidable.