Ruidos, olores y molestias persistentes

La frentista, que reside en la calle 53 entre 22 y 23, denuncia que la cervecería Santino, habilitada como restaurante, genera ruidos constantes, humo y olor a frituras, a suciedad y a basura acumulada.

Estos factores afectan su descanso y calidad de vida, haciéndole imposible disfrutar de su hogar en tranquilidad.

Impacto en la rutina laboral

Además de los ruidos provenientes del local, la vecina asegura que empleados y clientes prolongan las molestias hasta altas horas de la madrugada.

Esto le provoca un agotamiento que perjudica su desempeño como docente al día siguiente.

Acciones legales y falta de respuestas

A pesar de presentar denuncias ante la municipalidad y remitir cartas, la damnificada afirma no haber recibido soluciones.

Ante la inacción oficial, se vio obligada a iniciar acciones legales con costos que asumió de su propio bolsillo.

Un barrio en transformación

La vecina, residente en el barrio desde hace 40 años, cuestiona cómo un local de este tipo fue habilitado en una zona residencial.

Relata que, desde la apertura de la cervecería, su vida diaria se ha transformado en un "infierno".