Finalizando enero, la multinacional "Bunge" no tuvo más remedio que admitir el derrame de mil litros de aceite en la costa del río Paraná, frente a la localidad de San Lorenzo, luego de que la mancha que dejara sobre la superficie no haya podido pasar inadvertida. Sin embargo, la mayoría de los desechos industriales vertidos a los ríos no pueden verse a simple vista y están convirtiendo a los principales afluentes de la Cuenca del Plata en una enorme sopa infecciosa.
En medio de la temporada de verano, los turistas que disfrutaban de las playas a la vera del río Uruguay se dan por enterados de que las aguas en las que se están bañando están altamente contaminadas con microorganismos peligrosos que pueden infectarlos en cuestión de segundos, ingresando al cuerpo a través de los genitales, heridas en la piel o ingestión accidental.
El estudio fue realizado por la "Comisión Administradora del Río Uruguay", la cual recomienda a las personas que veranean en los balnearios más concurridos, como es el caso de Colón y Federación, que no ingresen al agua.
La principal fuente de contaminación proviene de los desechos propiamente humanos que se vierten al río sin tratamiento previo y aumentan conforme se acerca la temporada turística. Además, la concentración de químicos beneficia la reproducción de algas, formándose las llamadas aguas verdes.
Toda esta suciedad va a parar al Río de la Plata y consecuentemente a toda la costa atlántica, sitio donde eligen vacacionar miles de argentinos. Lo que sucede no es nuevo y justamente por eso ya no se puede disimular.