Ricardo Gareca, técnico de la selección chilena, se presentó en Buenos Aires para realizarse una prueba de ADN solicitada por la justicia. Este análisis busca confirmar si es el padre biológico de una mujer uruguaya de 41 años, fruto de una relación en los años 80, cuando jugaba en Boca. Según las declaraciones del propio entrenador, esta situación lo tomó completamente por sorpresa.

El "Tigre", siempre en el foco público, mostró una postura abierta pero crítica hacia el manejo del caso. “Me hubiese gustado que esto se manejara de otra manera, más privada”, afirmó tras salir del juzgado. Su mensaje fue claro: está dispuesto a asumir responsabilidades si el resultado es positivo, pero lamentó el impacto mediático en su vida familiar.

Este no es el primer episodio en el que Gareca enfrenta un reclamo de paternidad. En el pasado, otra hija apareció en circunstancias similares, y hoy forma parte de su familia. A pesar de esto, su reacción actual refleja un intento por proteger tanto su privacidad como la de su entorno cercano.

La actitud de Gareca ante este hecho resalta una constante en su vida pública: la disposición a cumplir con lo que se le exige, pero no sin señalar los límites éticos de un proceso que podría haberse manejado con mayor sensibilidad. En este caso, el ADN no solo busca desenterrar una verdad biológica, sino también poner a prueba su capacidad de enfrentar el pasado con madurez y transparencia.